La trinidad y Juan 1:1 (analisis)

 
 
LA TRINIDAD Y JUAN 1.1 Por Pleoish

 

En el presente tema haremos una pequeña revisión para analizar y aclarar el verdadero sentido y aplicación el pasaje de Juan 1,1 donde nos apoyaremos en el griego y el hebreo con la ayuda del diccionario de concordancia strong,

 

Como primer punto, vamos a ir corrigiendo, no alterando, sino corrigiendo el lenguaje aplicado a las revisiones de la reina Valera como la inducción aplicada a las traducciones católicas y de otros movimientos religiosos.

 

Bueno, entonces comenzamos el tema con el texto de Juan 1.1.

 

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

 

Ahora las siguientes versiones, nos muestran el sentido aplicado a este pasaje:

 

Joh 1:1  Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.

Nacar Colunga

 

Jua 1:1  EN EL principio ya era la Palabra: y la Palabra era acerca de Dios, y Dios era la Palabra.

Reina Valera 1569 (Versión del Oso)

 

Jua 1:1  Ἐν1   En G1722 P  En    el  ἀρχῇ2   archê G746 NDSF  principio  ἦν3   ên G2258 VI-I3S  era  4   ho G3588 DNSM  el  λόγος5   logos G3056 NNSM  Verbo,  καὶ6   kai G2532 C  y  7   ho G3588 DNSM  el  λόγος8   logos G3056 NNSM  Verbo  ἦν9   ên G2258 VI-I3S  era  πρὸς10   pros G4314 P  con    τὸν11 Θεόν12   ton Theon G3588 G2316 DASM NASM  Dios,  καὶ13   kai G2532 C  y  16   ho G3588 DNSM  el  λόγος17   logos G3056 NNSM  Verbo  ἦν15   ên G2258 VI-I3S  era  Θεὸς14   Theos G2316 NNSM  Dios.

Interlineal RVr60

 

Jua 1:1  En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

BJerusalen

 Jua 1:1  En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

DHH

Jua 1:1  En el principio ya existía el Verbo,y el Verbo estaba con Dios,y el Verbo era Dios.

BAD

 Jua 1:1  Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra se dirigía a Dios y la Palabra era Dios.

BLUIS ALFONSO SCHOKEL Y JUAN MATEOS

 Jua 1:1  En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.

BLAMERICAS

 

Jua 1:1  Antes de que todo comenzara ya existía aquel que es la Palabra. La Palabra estaba con  Dios, y era Dios. 

BLSENCILLO

 

Jua 1:1  En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios.

BLATINOAMERICANA

 

Jua 1:1  En archeé eén ho Lógos kaí ho Lógos eén prós tón Theón kaí theós eén ho Lógos

Transliteral

 

PALABRA

En los antiguos pueblos orientales la palabra no es solamente la expresión de un pensamiento o deseo, sino un objeto concreto cargado de la fuerza del alma de quien la pronuncia. En el mundo bíblico la palabra expresa la persona en su totalidad, de ahí la importancia de la Palabra de Dios que viene a representar la totalidad de Dios. En griego es LOGOS y en hebreo DABAR.

BOCABULARIO BIBLICO WOLFGAN GRUE  AUMENTADO

 

VERBO

Griego LOGOS, hebreo AMR, arameo MEMRA Es el concepto, la expresión, la significación. Este término aparece pocas veces en el AT, siempre con el sentido de palabra. Ahora bien, palabra no es solamente la que sale de la boca. Hablamos también con la mirada, la actitud, las acciones. Toda nuestra existencia es palabra, en la medida en que se vuelva "hablante", revelando el sentido de la vida y de la historia. En Jn 1, Verbo tiene un significado muy especial, unido a este concepto más profundo de palabra. La palabra de Dios resuena desde la creación del mundo; se hace oír de los hombres a través de los profetas y de muchísimas otras maneras; pero, pasando a existir en la condición humana referencia a Jesucristo es la revelación suprema y definitiva de Dios. Es decir, Jesús no sólo dijo las palabras de Dios, sino que es, de manera única, la Palabra de Dios.

BOCABULARIO BIBLICO WOLFGAN GRUE  AUMENTADO

 

De acuerdo al relato Biblico de gènesis capitulo 1 , podemos destacar los siguientes conceptos de lògos y lègo, y estas son: hablar (gen 1.3.6,9, 11, 14, 20, 24, 26, 29); hecho (gen 1. 1,3,7, 9, 11, etc.) relatar ( Gen 1. 1-31); llamar (Gen 1.5,8, 10, etc. ) mandar (gen 1.3, 6, 9, 11, etc, ) afirmar (gen 2. 1-3)

 

En tanto que la expresión verbo, esta viene de la Vulgata de latin verbum, el cual ha sido introducido para hacer la distinción entre el genero masculino y femenino.

 

Ahora veamos el texto de juan 1.1. en el griego:

  En archeé eén ho Lógos kaí ho Lógos eén prós tón Theón kaí theós eén ho Lógos

 

Eén.-  G2258  ῆ̓ν jén; imperf. de eimi; Yo (tú, etc.) estaba (estabas, estabamos):-(yo) era, estuviere, (tú) eras, estuvieres, fui, fuimos.

 

 prós G4314  πρός pros; forma fortificada de pro; prep. de dirección; hacia, i.e. hacia (con el gen. el lado de, i.e. pertinente a; con el dat. por el lado de, i.e. cerca a; por lo general con el ac., el lugar, tiempo, ocasión, o respecto, que es el destino de la relación, i.e. a lo que o por lo que se enuncia en el predicado):-acercar, las cosas (necesarias). En composición denota esencialmente las mismas aplicaciones, es decir, movimiento hacia, acceso a, o cercanía a.

 

tón .- G3588   jo; incl. el fem. ; y el neut. ôü ; en todas sus inflexiones; art. def.; el, la, lo (a veces suplido, otras veces no, en el español):-cosa, el, este, ese, quien, uno.

 

ahora por regla biblica en relaciòn a la creencia de un solo Dios único, (Isaías  43.10, 44.6,8,; 45.5, 15, 21, 22, 49.9), vamos a determinar el significado del griego:

 

 eén prós tón

 

En         archeé        eén ho Lógos    kaí ho Lógos     eén

En el principio        era  la Palabra   y   la   Palabra era

prós           tón Theón kaí theós   eén ho  Lógos

acerca        de     Dios   y      Dios  era la   Palabra

(dirigida         a)

 

¿Por qué acerca de Dios? Porque la expresión griega eén  no solo sigifica estar, sino tambien ser, como imperfecto de eimi (ser o existir), y dea cuerdo a isaias 43.10, es incorrecto hablar de la existencia de otro ser en la deidad, por tanto la definición estar, no es aplicable.

 

palabra no es solamente la que sale de la boca. Hablamos también con la mirada, la actitud, las acciones. Toda nuestra existencia es palabra, en la medida en que se vuelva "hablante", revelando el sentido de la vida y de la historia. En Jn 1, Verbo tiene un significado muy especial, unido a este concepto más profundo de palabra. La palabra de Dios resuena desde la creación del mundo; se hace oír de los hombres a través de los profetas y de muchísimas otras maneras.

Vocabulario biblico wolfgan gruñe aumentado

 

En tanto que pròs no solamente es cercanìa a, sino que tambien es la indicacion de direccion, acercar, y éngise, kata, para, estin, engys, epí, peri, meth, en, an, son indicativos de: cercania fisica, cumplimiento de tiempo, lugar o localizacion , junto o en direccion de; aproximación, cumplir llegar a ser, en relacion a estaciones o tiempos, acercarse o estar cerca.

 

¿es logico pensar que la Palabra es un persona?, no, el vocabulario biblico wolfgan gruen, nos explica que es la expresión total del ser un individuo,  por tanto, el sentido de Juan, la Palabra no es otra cosa que la expresión o recuento dela obra creadora de Dios, y esta misma tomó forma humana,  (Juan 1.14), pues no solo era algo expresado, sino tambien manifestado como unaluz que brillo en la oscuridad (Juan 1.5,) y esta es la vida (Juan 1.4), la cual se manifiesta a fin de que sea conocida (Juan 17.3); Dios se ha dado a conocer a si mismo.

 

pues la expresión lògos es aplicada, no solo a persona alguna, sino como la expresión o la gracia de Dios hacia elser humano.

 

Por ejemplo tenemos el siguiente pasaje Bíblico:

 

Luc 7:7 

 

por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero dí la palabra, y mi siervo será sano.

(rvr60)

 

Dió oudé emautón eexíoosa prós sé eltheín Allá eipé lógoo kaí iatheétoo ho país mou

 

 

Tampoco me siento digno de ir a verlo yo mismo. Solamente le ruego que ordene que mi sirviente se sane; yo sé que él quedará completamente sano.

(bls)

 

Como se puede ver la palabra logos vuelve a aplicarse.

 

Ahora el apóstol pedro en su 2da epístola cap 3 ver 5, nos vuelve a hablar  de la Palabra indicando el tiempo, lugar, y su definición total.

 

2Pe 3:5  Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,(B)

Rvr60

 

2Pe 3:5  Lanthánei gár autoús toúto thélontas hóti ouranoí eésan ékpalai kaí geé ex húdatos kaí di húdatos sunestoósa toó toú Theoú lógoo

 

 

Esa gente no quiere darse cuenta de que, hace mucho tiempo, Dios creó los cielos y la tierra. Con sólo dar una orden, Dios separó la tierra de los mares.  (B Lenguaje Sencillo)

 

Como se puede ver, nuevamente la palabra griega lógos, vuelve a aplicarse en estos textos, lo cual no es un ser más sino la autoridad de Dios, todo el discurso que podemos leer en Génesis 1.

 

Las mismas escrituras nos dan testimonio de Dios, esta es la Palabra de vida, el conocimiento de Dios.

 

Salmo 19.1 Los cielos cuentan la gloria de Dios,  Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

(Rvr60)

 

Hebrero Safar       Hebreo nagad

 

(sal 75.1) Los hombres cuentan tus maravillas.. (rvr60)

Sal 19:4  Por toda la tierra salió su voz,  Y hasta el extremo del mundo sus palabras.

 

 

Cav.- plomada,  cordèl, regla

Milà.- palabra, razon, discurso.

 

Esto es lo que nos habla Juan 1.1., y lo que nos confirma 1 Pedro 3.5, no es otra persona, es Dios mismo, manifestandose, y siendo declarado por la creación.

 

Isaìas  40:12 nos dice: ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados?

 

Isa 48:13  Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente.

 

Gén 1:3  Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz… Gén 1:6  Luego dijo Dios: Haya expansión …. Gén 1:9  Dijo también Dios: Júntense las aguas …. Gén 1:11  Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde… Gén 1:14  Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos ….Gén 1:20  Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes…. Gén 1:24  Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género…. Gén 1:26  Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre ….

 

En conclusión, de manera que cada obra habla de su creador, asi la creación misma nos ha dicho desde la fundacion del mundo que hay un creador,  esta es la Palabra que era desde el principio, esta Palabra es Dios, que ha dicho: aun antes que hubiese día yo era,  (Isa 43.º3),  no hable en secreto o en lugar oscuro de la tierra (isa 45.19).

 

 

 

Bibliografía:

 

 Biblias;

Reina Valera Revision 1960 – Reina Valera 1569 (Versión del Oso, la traducción Original) – Nacar Colun – Serafin Ausejo – Interlineal Inversa Reina Valera Revisión 1569 – Dios Habla Hoy – Biblia al Dia –  Biblia Latinoamericana  – Biblia de las Américas  – Jerusalen – Schóquel Y Mateos – Lenguaje Sencillo – Transliterada – Diccionario de la Real Academina de la Lengua Española.

 

 

 

 

 

 

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7 respuestas a La trinidad y Juan 1:1 (analisis)

  1. Mauricio Gavilanes dijo:

    lunes 14 de diciembre de 2009
    Académicos Trinitarios Confiesan que La Teoría de la Trinidad no es Bíblica
    Por Julio César Clavijo Sierra
    Con un fragmento del capítulo 1 del libro «Un dios Falso Llamado Trinidad»

    HE PEGADO ESTE DOCUMENTO QUE NI SIQUIERA ES EDITADO POR LOS TESTIGOS DE JEHOVA , SINO DE OTRA IGLESIA

    La Trinidad es el dogma que proclama que Dios es la unidad de tres «algos» (como dice el neotrinitarismo) o tres personas divinas (como dice el trinitarismo clásico), que son coiguales y coeternas, y que han compartido su gloria y un amor mutuo desde toda la eternidad. No obstante, dichas declaraciones trinitarias no se encuentran en la Biblia. No hay ni una sola porción de la Escritura que diga que Dios existe como la unidad de tres «algos» divinos. Ninguna porción de la Escritura hace cualquier declaración trinitaria. Si los trinitarios realmente amaran la Escritura, solo podrían aceptar lo que ella declara explícitamente: Que hay un solo Dios que es Espíritu (Juan 4:24) y que se manifestó en carne [la manifestación en carne es llamada el Hijo – Lucas 1:35] para venir a salvarnos por amor a nosotros (Isaías 9:6, Mateo 1:23, 1. Timoteo 3:15-16). El trinitarismo es una herejía que esconde de los hombres el misterio de la piedad o de la misericordia de Dios.

    El trinitario promedio asume que la trinidad está en la Biblia, porque ha sido engañado para que piense que los Credos Ecuménicos (especialmente el Credo de Atanasio) son una correcta conclusión de la enseñanza bíblica sobre Dios. Por eso cuando ellos leen la Biblia, ya no permiten que la Biblia hable por sí misma (Sola Escritura), sino que la reinterpretan acomodándola a su dogma preconcebido. Por eso cuando ellos leen en la Biblia cualquier referencia a Dios como Padre, como Espíritu, o a su manifestación en carne como el Hijo, ellos asumen ilegítimamente que estas son referencias al «Padre trinitario», al «Hijo trinitario» y al «Espíritu trinitario» que aparecen en el Credo de Atanasio, y por eso no han podido entender el correcto significado de las referencias bíblicas a Dios por medio de aquellos títulos.

    No obstante, los propios académicos trinitarios son conscientes de que ninguna parte de la Escritura expresa los argumentos trinitarios, pero lamentablemente aceptan dogmáticamente aquella doctrina aun sin apoyo bíblico. Reconocidos escritores trinitarios (de las corrientes católica y protestante), han afirmado que el dogma de la trinidad no es parte del Texto Sagrado, sino que es el resultado de un desarrollo muy posterior a la fecha en que la Biblia fue terminada de escribir.

    El escritor trinitario Pablo Santomauro, intentando refutar nuestros planteamientos, lo único que logró fue convertirse en víctima de sus propias palabras, dándonos la completa razón cuando acepta que ninguna parte de la Biblia expresa que «hay un Dios en tres personas distintas». También cuando sin ningún temor por la Palabra de Dios, se atreve a decir que la enseñanza que la Biblia nos revela acerca de Dios es infantil, embrionaria o como un capullo de doctrina que necesitó madurarse con el pensamiento de hombres que vivieron en un periodo extrabíblico hasta poder formular que Dios era una trinidad. Además cuando concluye que la doctrina infantil de la Biblia, debe ser interpretada con los ojos maduros de los Credos Ecuménicos que son la flor doctrinal. Las declaraciones de Pablo Santomuaro deben ser rechazadas por cualquiera que crea que la Biblia es la revelación definitiva, madura y completa de Dios, y por ende no era susceptible de ningún desarrollo posterior. Veamos algunas palabras de Pablo Santomuaro.

    «…la doctrina de la Trinidad no aparece totalmente formada… en la Biblia» «…todo trinitario acepta que en el AT [Antiguo Testamento] la doctrina no aparece definida en una fórmula que podamos poner en un pizarrón [es decir, que pueda ponerse por escrito]». «Todo esto es una cortina de humo con el fin de evitar discutir si la doctrina [de la Trinidad] puede o no encontrarse en el Nuevo Testamento en la etapa de su infancia». «Clavijo trata de presentar a un autor (Scholwalter) como alguien que afirma que la Trinidad no está en el Nuevo Testamento ni siquiera en forma embrionaria. Como vemos en el texto inmediato, la realidad muestra lo contrario». «La formulación de la doctrina de la Trinidad [en los credos de Nicea (325 d.C.), Constantinopla (381 d.C.) y Atanasio (aprox. 470 d.C.)] es la flor que se abrió del capullo que se encuentra en la Biblia». «Las Formulaciones post-bíblicas de la Trinidad [en los credos de Nicea, Constantinopla y Atanasio] deben ser apreciadas como parte de la progresión histórica de la doctrina que fue revelada originalmente en el Nuevo Testamento». [Pablo Santomauro. La Deshonestidad Intelectual de los Pentecostales Unicitarios. Recursos Cristianos Iglesia Triunfante. http://www.recursosevangelicos.com/showthread.php?threadid=10595%5D [Nota: Para ver una refutación completa a ese artículo, lea el material titulado: «Pablo Santomauro y su Falso Testimonio de Deshonestidad Intelectual», que también se ha titulado «La Honestidad Intelectual de los Pentecostales del Nombre de Jesús», en http://www.pentecostalesdelnombre.com/honestidad_pentecostales.pdf%5D

    A continuación colocamos un fragmento del capítulo 1 del libro «Un dios Falso Llamado Trinidad», que presenta a varios académicos trinitarios, tanto católicos romanos como protestantes, confesando que el dogma de la Trinidad no es bíblico. [Todos los resaltados de las citas, son nuestros]

    EL ARGUMENTO TRINITARIO

    Presentamos a continuación unas palabras que se encuentran en una reconocida obra de «teología», donde el escritor (quien es un destacado teólogo trinitario) asegura que ni la palabra trinidad, ni la «doctrina» de la trinidad se encuentran en las páginas de las Sagradas Escrituras. El escritor reconoce que la «doctrina» de la trinidad es una «conclusión sacada inductivamente», frase acuñada para justificar el uso de la imaginación (o reinterpretación) trinitaria. Además asegura que «la doctrina de la trinidad no se apoya exactamente en la misma base como las doctrinas formalmente enunciadas», por lo cual reconoce que la Biblia cuenta con doctrinas claramente establecidas de las cuales la trinidad no hace parte. Aun con todo y eso, expresa «reclamamos para ella una autoridad igual» y «Estas afirmaciones han de ser recibidas por todos los que conocen las Escrituras como regla de fe». Veamos esa declaración:

    «Reconociendo que la palabra trinidad no se encuentra en el Texto Sagrado y que la doctrina que representa tampoco es enseñada directamente, el Dr. W. Lindsay Alexander afirma:

    «Pero aunque una verdad no esté formalmente anunciada en la Escritura, puede estar implicada en las afirmaciones de la misma que llegan a ser la expresión propia y necesaria de estas afirmaciones. En este caso la doctrina es una conclusión sacada inductivamente de lo que anuncia la Escritura, así como una ley natural – como la de la gravitación – es una enseñanza de la naturaleza. Entonces, mientras admitimos que la doctrina de la trinidad no se apoya exactamente en la misma base como las doctrinas formalmente enunciadas de la Escritura; reclamamos para ella una autoridad igual sobre la base de que está implicada en los aciertos de la Escritura, y es la propia evolución y expresión de ésta. Como una doctrina es una inducción humana de las enseñanzas de la Escritura; pero siendo hecha imparcialmente la inducción, es tanto una enseñanza de Dios en su Palabra como lo es cualesquiera otra de las doctrinas que El ha anunciado formalmente allí.

    Los fenómenos (para usar fraseología baconiana) con los que aquí tenemos que tratar son, por una parte, el hecho claramente revelado que hay un solo Dios; y, por otra parte, la no menos claramente revelada verdad de que hay tres a quienes se les asignan los atributos y las cualidades de Deidad en el más alto grado, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Estas afirmaciones han de ser recibidas por todos los que conocen las Escrituras como regla de fe: la cuestión es: ¿Cómo han de ser construidas como tales, sin hacer injusticia a ninguna, para obtener una justa y armoniosa expresión de la verdad completa contenida en ellas?» (System of Biblical Theology, I, 94, 95)»
    [Lewis Sperry Chafer, D.D. litt. D. Teología Sistemática. Introducción al Trinitarismo. Tomo I. Volumen I. Capítulo XVII, pág. 279. Traducido por Veis Carballosa, Rodolfo Mendieta P, M. Francisco Liévano R.]

    LA TRINIDAD, NO SE ENCUENTRA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

    Seguidamente, vamos a presentar cinco declaraciones hechas por escritores trinitarios, que afirman que la trinidad es una enseñanza que no se encuentra ni es explícita en el Antiguo Testamento. Por favor, no pierda de vista que estas declaraciones provienen de escritores trinitarios.

    Primera declaración:

    «El Antiguo Testamento no nos dice que en Dios hay un Padre, persona distinta de las otras dos, dícenos que Dios es Padre… El impío, el que no observa la Ley de Yahvé, no puede ser llamado su hijo. El hombre justo, por el contrario, tiene a Dios por padre, es un «hijo de Dios»… Sobre unas 2.000 veces, en el Antiguo Testamento Dios es llamado «Elohim». Todo el mundo está de acuerdo en reconocer que este nombre, que es un plural, no significa nada en contra del monoteísmo de Israel. Por el contrario, los exegetas ven más bien en él un plural de intensidad o de excelencia y de majestad, significativo de que el Dios de Israel es el único Dios verdadero. Pero en modo alguno cabe sospechar en él una revelación, siquiera oculta, de la Trinidad. Los semitas carecían del sentido de tal misterio, para comprometerse en ese camino. Por la misma razón no se puede admitir tampoco que Génesis, 1, 26, donde Dios-Elohim dice: «Hagamos un hombre», sugiera una deliberación de las tres divinas personas. Si dicho plural es atribuido a Dios, es para subrayar que es un viviente y que, ante la importancia de la obra que va a realizar: el hombre, su libertad se determina bajo la guía del amor» [Bernard Piault. El Misterio de Dios, Uno y Trino. Capítulo 1. Versión en línea. Edit. Casl I. Vall. Andorra 1958. http://www.mercaba.org/FICHAS/TRINIDAD/misterio_dios_uno_trino_01.htm%5D «es una cosa buena para examinar la revelación que Dios hizo a las personas judías en el Antiguo Testamento. Nosotros no encontraremos en él una lección de Trinidad – no hay ninguna» [Bernard Piault. Enciclopedia del Siglo Veinte del Catolicismo. Qué es la Trinidad. Vol. 20]

    Este escritor habla con toda honestidad. El Antiguo Testamento no trae ni una sola lección de trinidad. El pueblo de Israel jamás conoció esa enseñanza. La trinidad es una enseñanza ajena al Antiguo Testamento. Aún así, Bernard Piault, se refiere a una cierta sospecha de revelación oculta de la Triniiad, porque él intenta reinterpretar algunas porciones del Antiguo Testamento, para amoldarlas a las declaraciones del Credo de Atanasio.

    Segunda declaración:

    «La doctrina del Dios Triuno posee una historia asombrosa. Convencido que esta doctrina es una doctrina cristiana que se originó en la revelación divina, yo comienzo a estudiar en el registro auténtico de la revelación divina que se encuentra en los sagrados escritos del Antiguo y Nuevo Testamento ¿Qué nos cuenta el Antiguo Testamento sobre Dios? Nos dice que hay un Dios, un Dios maravilloso de vida, de amor, de rectitud, de poder, de gloria y de majestad, que es el creador y Señor de todo el universo, que está intensamente interesado en las diminutas personas de Israel. Nos cuenta acerca de su Palabra, de su Sabiduría, de su Espíritu, del Mesías que enviará, de un Hijo de Hombre y de un Sirviente Sufrido por venir. Pero no dice explícitamente nada, ni siquiera implícitamente, acerca de un Dios Triuno que es Padre, Hijo y Espíritu santo… en ninguna parte hace que nosotros encontremos cualquier doctrina trinitaria de tres personas distintas con vida divina y actividad en la misma Deidad» [Edmun J. Fortman. El Dios Triuno, pág. 6. Baker Book House, Grand Rapids, MI. 1972]

    Aún cuando el escritor anterior afirma que está convencido de que la trinidad es una doctrina cristiana que se originó en la revelación divina, tiene que concluir que el Antiguo Testamento no habla ni de manera implícita, ni de manera explícita acerca del dios trino. Así, no puede afirmar más de lo que la Biblia enseña. Al mirar con sumo cuidado el Antiguo Testamento, no podemos concluir que en alguna porción se enseñe la «doctrina» trinitaria, pero sí podemos encontrar la preciosa verdad de que existe un Dios maravilloso de vida, de amor, de rectitud, de poder, de gloria y de majestad, que es el Señor de todo el universo.

    Tercera declaración:

    «Trinidad: (1) En el Antiguo Testamento. Como reconocen la mayoría de los padres de la iglesia, el dogma cristiano de la trinidad, no fue conocido por el Antiguo Testamento. Algunos santos padres y muchos teólogos creen hallar el dogma cristiano en aquellos pasajes de la Escritura que introducen a Dios hablando en plural (Gén. 1:26, 3:22, 11:7, Is. 6:8), en las teofanías bíblicas (Gén. 16:7-13, 18:1-22, 21:11-13), en la invocación «santo» tres veces repetida (Is. 6:3) o en el sal. 77:7s, así como en Dt. 6:4. Con más frecuencia consideran padres y teólogos al ángel de Yahvéh, la palabra de Dios y, sobre todo, la sabiduría de Dios como personas divinas o hipóstasis, y los lugares correspondientes como una revelación, siquiera inicial, del Hijo de Dios. De igual modo entienden también los pasajes en que se habla del Espíritu Santo de Dios (Is. 62,1, Sal. 51:13; sab. 1:5, 7:22, 9:17, cf. Dan 4:5s 15, 5:11s). Sin embargo, como los métodos de la exégesis filológica e histórica prohiben introducir en la interpretación del Antiguo Testamento ideas del Nuevo Testamento, todos los datos citados han de interpretarse con la mayor reserva y a lo sumo pueden estimarse como preparación remota del dogma cristiano de la revelación bíblica progresiva.» [Herbert Hoag. Diccionario de la Biblia. Edición castellana preparada por el R.P. Serafínde Ausejo, O.F. M, CAP. Profesor de Sagrada Escritura. La base de la presente edición es el Bibel – Lexicon que publicó en alemán el Dr. Herbert Hoag. págs. 1967-1968. Editorial Herder. Barcelona 1978. Trinidad]

    Esta porción trae declaraciones bastante interesantes. El escritor afirma que la mayoría de los llamados «padres de la iglesia», que son los padres de la iglesia católica, con todo y ser trinitarios, afirmaron que el dogma de la trinidad no fue conocido en el Antiguo Testamento. También afirma que los pocos «padres» que creyeron encontrar esa enseñanza en el Antiguo Testamento, hicieron lo mismo que han hecho algunos teólogos, y es hacer interpretaciones bastante reforzadas de algunos textos, en los que introducen el dogma de la trinidad que supuestamente aprendieron del Nuevo Testamento. No obstante, esta última declaración, es solo un intento desesperado de justificar el dogma extrabíblico de la trinidad, pues este no se encuentra ni el Antiguo ni en el Nuevo Testamento.

    Cuarta declaración:

    «La exégesis católica viene a coincidir en estos dos puntos: a) La Trinidad no pertenece a la fe del pueblo de Israel por no haber sido propuesta con la suficiente claridad en el Antiguo Testamento. b) En algún modo se le preparaba para recibirla, en cuanto ciertos elementos del misterio están indicados, tanto que en el Nuevo Testamento nos da la plena exposición de la doctrina contenida en el Antiguo Testamento.» [Enciclopedia de la Biblia (Sexto Volumen Q-Z). pág. 1107. Ediciones Garriaga, S.A. Barcelona, Segunda Edición, 1969]

    Esta declaración trae verdad y mentira. La verdad que contiene, es que afirma que la trinidad no pertenece a la fe del pueblo de Israel y tampoco fue propuesta en el Antiguo Testamento. La mentira que contiene, es que da a entender que la trinidad si está plenamente expuesta en el Nuevo Testamento, pero esta declaración es falsa, pues en ningún lugar del Nuevo Testamento se encuentra si quiera, la más sencilla declaración trinitaria que afirma: «un Dios en tres personas».

    Quinta declaración.

    «La revelación de la Trinidad es algo específico del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento hay sólo insinuaciones o, por mejor decir, indicios que, a la luz de la revelación del Nuevo Testamento, y según las interpretaciones de los Padres a algunos pasajes, pueden tomarse como gérmenes de explicitación de lo que es la misteriosa vida divina…
    1. Antiguo testamento. Diversos Padres de la Iglesia han querido ver en los textos en que se emplea el plural con relación a Dios (especialmente en los textos del génesis que narran la creación) y en algunas teofanías un preanuncio de la Trinidad. No parece, sin embargo, que ahí se encuentre una insinuación del misterio (se trata más bien de un plural mayestático); de modo que los comentarios patrísticos deben ser interpretados como acomodaciones hechas a la luz del Nuevo Testamento.» [Ediciones Rialp. Sección Trinidad Santísima I. Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio. A. Revelación del Misterio Trinitario Gran Enciclopedia Rialp: GER Editor: Madrid: Rialp, 1989-1991 imp.]

    Esta declaración trae inmersas verdad y mentira. La verdad que contiene, es que afirma que en el relato de la creación en el que Dios dijo: «hagamos al hombre» no se está hablando de ninguna trinidad, sino que se trata más bien de un plural mayestático. La mentira que contiene, es que afirma que algunas declaraciones del Antiguo Testamento pueden tomarse como el origen o el inicio para la idea trinitaria que según ese escritor, sí aparece clara en el Nuevo Testamento. Tal y como hemos expuesto, la «doctrina» de la trinidad no aparece ni explícita ni implícitamente, ya sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento. Ninguno de estos dos Testamentos expresa si quiera la más sencilla declaración trinitaria que dice: «un Dios en tres personas». La trinidad es una enseñanza falsa. (Para mayor información, vea el Capítulo 12. Pasajes Controversiales del Antiguo Testamento).

    LA TRINIDAD NO SE ENCUENTRA EN EL NUEVO TESTAMENTO

    A continuación veremos cinco declaraciones de escritores trinitarios de las ramas protestante y católica que afirman que la trinidad no se encuentra en el Nuevo Testamento. No perder de vista que son escritores trinitarios.

    Primera declaración:

    «Por otro lado, el NT no habla realmente de triunidad. Nosotros la buscamos en vano en la formula triádica del NT. … La Cristiandad temprana, sin embargo, no tiene el problema de la Trinidad todavía en vista» [Gerhard Kittel. Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol. 3, pág. 108. Copyright © 1964 Wm. B. Eerdmans Publishing co.]

    Este escritor, dice cosas ciertas. El Nuevo Testamento no habla acerca de la trinidad. Todo el que quiera buscar la trinidad en el Nuevo Testamento no hace más que buscarla en vano. Algunos han creído que la trinidad se encuentra en Mateo 28:19, donde la Escritura dice: «bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo», pero ese versículo jamás dice que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Solo eso sería trinidad y la Biblia no dice eso. Contrario a lo que piensan muchos trinitarios, el texto lejos de hablar de la trinidad lo que hace es ratificar que hay un solo Dios, pues habla de un solo nombre y por lo tanto identifica a un solo ser. Ese ser es el Dios único y su nombre es Jesús. El cumplimiento de dicho mandamiento se puede apreciar en Hechos 2:38 y otras muchas citas, que nos enseñan que el bautismo del verdadero cristiano, es en el nombre de Jesús. (Para mayor información vea el capítulo 4. Mateo 28:19 y el Bautismo en el Nombre de Jesús)

    Segunda declaración:

    «La Trinidad. El Nuevo Testamento no contiene la doctrina desarrollada de la Trinidad. A la Biblia le falta la declaración expresa de que el Padre, el Hijo, y el Espíritu santo son iguales, y por consiguiente, en igual sentido, el propio Dios» [Colin Brown,. Nuevo Diccionario Internacional de Teología del Nuevo Testamento. Vol 2, pág. 84. Zondervan Publishing House]

    Esta declaración es excelente para nuestra discusión. El Nuevo Testamento no contiene ninguna «doctrina» trinitaria. El Nuevo Testamento no hace ninguna confesión trinitaria como más adelante apareció en los credos extrabíblicos.

    Tercera declaración.

    «La Trinidad no es, por supuesto, una palabra Bíblica. Como tampoco lo son triunidad, trino, trinal, subsistencia, ni esencia. Sin embargo las empleamos, y a menudo es de mucha ayuda, al tratar de expresar esta doctrina que esta tan llena de dificultades. Adicionalmente, esta es una doctrina la cual, en el Nuevo Testamento no esta explícita aunque a menudo se dice que esta implícita en el Antiguo Testamento y explícita en el Nuevo. Pero explícito significa «caracterizado por una expresión total y clara,» el cual es un adjetivo difícil de aplicar a esta doctrina. Sin embargo, la doctrina nace de las Escrituras, por lo tanto es una enseñanza bíblica.» [Charles Caldwell Ryrie. Teología Básica. pág. 60. Chicago: Moody Publishers]

    La declaración anterior, trae verdad y mentira: La verdad que contiene, es que la palabra trinidad y sus conceptos equivalentes no son palabras bíblicas. También dice la verdad cuando afirma que esa doctrina está repleta de dificultades. Eso es completamente cierto. La mayor dificultad de esa doctrina es que no es bíblica y por lo tanto es una doctrina falsa que no se puede sustentar con la Escritura. De igual manera dice la verdad, cuando afirma que esa doctrina no es ni explícita ni implícita dentro de las Sagradas Escrituras.

    Sin embargo, miente completamente, cuando afirma que esa doctrina nace de las Escrituras y que por eso es una enseñanza bíblica. Una enseñanza solo es bíblica si está en la Biblia y se puede encontrar en ella sin la ayuda de interpretaciones reforzadas. El hecho de que algunos hayan tomado las Escrituras y las hayan torcido con sus interpretaciones dogmáticas para inventarse al dios trinitario, no quiere decir, que por el hecho de que ese invento se originó en una adulteración del Texto Sagrado, sea una doctrina bíblica.

    Cuarta declaración:

    «Típicamente, las palabras, triunidad y trinidad son usadas para ayudarnos a expresar una doctrina que es escritural, aunque repleta de dificultades para la mente humana. De nuevo, Es necesario enfatizar, que esta es una doctrina que no esta explícitamente declarada ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento, pero que esta implícita en ambos.» [J. Hampton Keathley, III, Th.M. Artículo: «La Trinidad»
    http://www.bible.org/foreign/spanish/discipleship/camino1/trinidad.htm ]

    Esta declaración trae verdad y mentira: La verdad que contiene, es que la «doctrina» de la trinidad no está declarada explícitamente en ninguno de los dos Testamentos. La otra verdad, es que esa doctrina está repleta de dificultades, y eso ocurre precisamente porque no es una enseñanza bíblica. La mentira que contiene, es que la trinidad está supuestamente implícita en los dos Testamentos, pero esa declaración es sencillamente una falacia. Lo implícito no puede contradecir lo explícito. La Biblia dice que Dios es uno, pero la trinidad afirma que es tres en uno, contradiciendo las declaraciones explícitas de la Escritura. Dios está interesado más que ningún otro en que los hombres sean salvos y por eso reveló la Escritura. Si Él no dijo nada claro acerca de la trinidad, es porque esa enseñanza sencillamente no es bíblica. Lo más grave de todo, es que la «teología» trinitaria, aún sabiendo que esa «doctrina» no aparece en la Biblia, reclama para ella la categoría de la doctrina principal de la supuesta fe cristiana.

    Quinta declaración:

    «Hasta donde el Nuevo Testamento está interesado, uno no encuentra en él una doctrina real de la Trinidad… Hay sin embargo, al mismo tiempo, en el Nuevo Testamento, los rudimentos de un concepto de Dios que era susceptible de desarrollo extenso y de clarificación, a lo largo de las líneas doctrinales» [Bernard Lohse. Una Breve Historia de la Doctrina Cristiana. Págs. 37, 39. Philadelphia: Fortress 1966]

    La declaración anterior trae verdad y mentira: La verdad que contiene, es que el Nuevo Testamento no trae ninguna doctrina real de la trinidad. La mentira que contiene, es que asegura que la idea de Dios que presenta el Nuevo Testamento era susceptible de desarrollo. No, eso es falso, y es un gran pecado argumentar eso. La idea de Dios que se presenta en la Biblia no es susceptible de ningún desarrollo, y simplemente debe creerse como se enseña en la Escritura sin llegar a inventar nada. El desarrollo adicional al que se refiere dicho escritor, fue el invento de la idea trinitaria, con la cual ese escritor simplemente ratifica que aquellos que desarrollaron la trinidad tuvieron que pensar más allá de lo que está escrito. Si pensaron más allá de lo que está escrito, entonces cometieron el pecado de torcer las Escrituras para su propia perdición (Apocalipsis 22:18)

    LA TRINIDAD NO SE ENCUENTRA EN TODA LA BIBLIA

    La trinidad no es ninguna doctrina bíblica. Hasta los mismos teólogos trinitarios lo han reconocido. Sin embargo creen y confían en esa enseñanza, ya que han querido ser sabios en su propia opinión. Sin embargo, la Biblia nos enseña que antes de ser sabios en nuestra propia opinión, debemos temer a Dios y debemos apartarnos del mal (Proverbios 3:7).

    Vamos a mostrar cinco declaraciones hechas por teólogos trinitarios de las ramas católica y protestante, donde ellos declaran que la «doctrina» de la trinidad no está en la Biblia.

    Primera declaración:

    «El Antiguo Testamento… no dice explícitamente nada o de una manera implícita que hay un Dios triuno que es Padre, Hijo, y Espíritu santo…No hay ninguna evidencia de que algún escritor sagrado sospechó de la existencia de una paternidad y filiación divinas dentro de la Deidad. Incluso, querer ver en el Antiguo Testamento, sugerencias o señales de la trinidad de personas, es ir más allá de las palabras expresadas por los escritores sagrados…

    …obviamente, no hay doctrina trinitaria en los sinópticos y los Hechos. Pero hay restos de la estructura triádica del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en ambos…Los escritores del Nuevo Testamento nos dicen que hay sólo un Dios, el Creador y Señor del universo, quien es el Padre de Jesús. Llaman a Jesús el Hijo de Dios, Mesías, Señor, Salvador, Verbo, Sabiduría. Le asignan funciones divinas de creación, salvación, juicio. Algunas veces le llaman Dios explícitamente…Nos dan en sus escritos un plan triádico básico y fórmulas triádicas. Ellos no hablan en términos abstractos de naturaleza, sustancia, persona, relación, circumincessio, misión, pero presentan en su propio estilo las ideas detrás de estos términos. Ellos no dan ninguna declaración formal ni ninguna formula de la doctrina de la trinidad, no se encuentra ninguna enseñanza explícita de un Dios en tres personas divinas co-iguales. Pero sí nos dan un trinitarismo elemental, la información de la que la doctrina del Dios Triuno puede ser formulada… En los sinópticos y en Hechos existen trazas del patrón triádico de Padre, Hijo y Espíritu. La expresión más clara de este patrón se encuentra en la fórmula baptismal donde Mateo presenta a los tres juntos como una tríada y una unidad al mismo tiempo. Pero en ninguna parte nosotros encontramos cualquier doctrina trinitaria de tres personas distintas en la vida divina y activas en la misma Deidad» [Edmund J. Fortman. El Dios Triuno, págs. 6, 14-16. Baker Book House, Grand Rapids, MI. 1972]

    Mejor declaración no podría hacerse. Ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento se habla acerca de la trinidad. En ninguna parte de las Sagradas Escrituras nosotros encontramos alguna «doctrina» trinitaria. En este fragmento encontramos que:

    Edmund Fortman reconoce que en ninguna parte del Antiguo o del Nuevo Testamento nosotros «encontramos cualquier doctrina trinitaria de tres personas distintas en la vida divina y activas en la misma Deidad». Además reconoce que ninguno de los escritores del Nuevo Testamento «dan una declaración formal o fórmula de la doctrina de la Trinidad, ni una enseñanza explícita de que en Dios hay tres personas divinas co-iguales».

    Edmund Fortman, reconoce que los autores del Nuevo Testamento nunca utilizan alguno de los términos abstractos que fueron inventados para poder formar la trinidad. (Recordemos que para los trinitarios, la doctrina de Dios que contiene el Nuevo Testamento no está formada, sino que es un embrión o capullo de doctrina). Fortman dice de los autores del Nuevo Testamento: «Ellos no hablan en términos abstractos de naturaleza, sustancia, persona, relación, circumincessio, misión…». No obstante, inventa que ellos «presentan en su propio estilo las ideas detrás de estos términos». Para su infortunio, no puede presentar ninguna prueba que sostenga semejante afirmación ya que no existe.

    Como todo trinitario, Edmund Fortman reinterpreta la Escritura poniéndose las gafas oscuras del Credo de Atanasio, por lo cual tuerce la Escritura para «armonizarla» con ese escrito extrabíblico. Esa es la razón por la cual ignora por completo que la Escritura habla de un solo Dios que es Espíritu y que fue manifestado en carne, cuyo nombre es Jesús. Esa es también la razón por la cual él reinterpreta la Escritura para referirse torpemente a Dios como «ellos» y para imaginarse que los términos Padre, Hijo y Espíritu Santo, son tres coordinaciones situadas «en el mismo nivel… en lo que tiene que ver con divinidad y personalidad».

    Segunda declaración:

    «En las Escrituras, aún no hay ningún término por el cual las Tres Personas Divinas sean denotadas juntas. La palabra trias (de la cual su traducción latina es trinitas) fue primeramente encontrada en Teófilo de Antioquía cerca del año 180 D.C. El habla de «la Trinidad de Dios (el Padre), su Palabra y su Sabiduría» («Ad. Autol», II, 15). El término, era usado antes de su tiempo. Más tarde, aparece en su forma Latina de trinitas en Tertuliano («De pud». C. Xxi). En el siglo siguiente, la palabra tiene uso general. Se encuentra en muchos pasajes de Orígenes («In Ps. Xvii», 15). El primer credo en el cual aparece es aquel del pupilo de Orígenes, Gregorio Thaumaturgus. En su Ekthesis tes pisteos compuesto entre los años 260 y 270″ [Enciclopedia Católica. Santísima Trinidad. G. H. JOYCE. Traducido por Carolina Eyzaguirre A.
    http://www.enciclopediacatolica.com/t/trinidad.htm%5D

    Sí, en la Biblia nada indica una pluralidad de personas en la Deidad. Tuvieron que pasar muchos años para que la «doctrina» de la trinidad apareciera, y eso ocurrió cuando algunos hombres perversos cambiaron al Dios de la Biblia por un dios falso llamado trinidad.

    Tercera declaración:

    «La Trinidad es una parte importante de la doctrina cristiana tardía, está claro que el término no aparece en el Nuevo Testamento. Igualmente, el concepto desarrollado de tres compañeros iguales en la Deidad encontrada en las formulaciones de los credos tardíos no puede descubrirse claramente dentro de los confines del canon. Los creyentes posteriores sistematizaron las diversas referencias a Dios, Jesús, y el Espíritu, encontradas en el Nuevo Testamento, con la finalidad de luchar contras las tendencias heréticas de cómo los tres se relacionan. La elaboración del concepto de la Trinidad también sirve para defender la iglesia de las acusaciones de bi o triteísmo. Debido a que los «cristianos adoraban a Jesús como un dios» (Plinio, Epístolas 967), cómo podían reclamar ser la continuación de la tradición monoteísta del Dios de Israel». Varias respuestas son sugeridas, debatidas, y rechazadas como heréticas, pero la idea de una Trinidad, un Dios subsistiendo en tres personas y una sustancia, finalmente prevaleció. Mientras que los autores del Nuevo Testamento dicen bastante sobre Dios, Jesús y el Espíritu de ellos, ningún escritor del Nuevo Testamento se expande en la relación entre los tres con los detalles que los escritores cristianos de épocas posteriores lo hicieron. La primera evidencia neotestamentaria por una fórmula está en 2 Corintios 13.13… Una formulación más conocida se encuentra en Mateo 28:19… Mateo registra un conexión especial entre Dios el Padre y Dios el Hijo, pero no llega a proclamar que Jesús es igual a Dios. Es el Evangelio de Juan el que sugiere la idea de igualdad entre Jesús y Dios …. El cuarto Evangelio comienza con la afirmación de Jesús como el Verbo y terminan con la confesión de Tomás de que Jesús es Señor y Dios…» [Daniel N. Scholwalter. Compañía Oxford de la Biblia. Trinity. pág. 782. Bruce M. Metzger y Michael D. Coogan, Editors]

    Daniel N. Scholwalter, reconoce que «está claro que el término no aparece en el Nuevo Testamento» y que de igual manera, «el concepto desarrollado de tres compañeros iguales en la Deidad encontrada en las formulaciones de los credos tardíos no puede descubrirse claramente dentro de los confines del canon».

    Reconoce que en los siglos inmediatamente posteriores al establecimiento de la iglesia cristiana, se dieron varias controversias en torno a la naturaleza de Dios, al decir que «Varias respuestas son sugeridas, debatidas, y rechazadas como heréticas».

    Afirma que aquellos hombres que desarrollaron la trinidad, se expandieron en consideraciones de relaciones entre tres personas divinas, cosa que no hicieron los escritores del Nuevo Testamento, cuando dice que: «ningún escritor del Nuevo Testamento se expande en la relación entre los tres con los detalles que los escritores cristianos de épocas posteriores lo hicieron».

    Finalmente, el escritor reconoce que con el transcurrir del tiempo, la gran mayoría de personas que llegaron a denominarse cristianas, aceptaron la idea de tres compañeros iguales en la Deidad, a pesar de que ese concepto no puede descubrirse claramente en la Biblia. Estas son sus palabras: «pero la idea de una Trinidad, un Dios subsistiendo en tres personas y una sustancia, finalmente prevaleció».

    Lo interesante de estas declaraciones, es que afirman que el concepto desarrollado de la trinidad no se puede encontrar en ninguna parte del canon (texto revelado) sino en un tiempo muy posterior. El escritor afirma que la «doctrina» de la trinidad llegó a ser importante para la cristiandad tardía. El asunto es que para el tiempo en que la trinidad fue inventada, muchos de los que se llamaban cristianos, habían apostatado de la fe. Por eso, el hecho de que aceptaran una doctrina falsa, que enseñaba a un dios falso, era algo apenas natural.

    Cuarta declaración:

    «1) La Sagrada Escritura no ha desarrollado teología trinitaria alguna en el sentido de esa descripción. Pero constituye la base de la misma porque, sobre el fundamento del monoteísmo veterotestamentario, habla de Dios en el nuevo Testamento como Padre, Hijo y Espíritu Santo, a la vez que presenta los primeros planteamientos para un razonamiento sobre ese misterio al hacer ciertas afirmaciones sobre las relaciones del Padre y del Hijo, y de ambos con el Espíritu Santo.
    2) La doctrina trinitaria en sentido estricto se inicia históricamente con el problema de cómo puede conciliarse el monoteísmo del Antiguo Testamento (y de la filosofía) con la revelación bíblica de que Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Pero, sobre todo, intenta exponer la relación dialógica de Jesucristo con el Padre de forma que se mantenga la unidad de Dios. Eso ocurre siempre eliminando las concepciones mentales insatisfactorias.» [Beinert, Wolfgang. Diccionario de Teología Dogmática. pág. 211. Versión castellana de Claudio Gancho. Editorial Herder, Barcelona 1970]

    La afirmación anterior, trae declaraciones bastante interesantes. Afirma que en la Santa Escritura no se ha desarrollado ninguna «doctrina» trinitaria. Sin embargo miente cuando afirma que la Escritura es la base para la «doctrina» trinitaria. La Escritura no es la base para ninguna «doctrina» trinitaria porque nosotros debemos conformarnos únicamente con lo que está escrito. Pensar más allá de eso es simplemente ignorar las Escrituras y el gran poder de Dios (Mateo 22:29). El Nuevo Testamento habla de Dios y lo llama Padre porque él es nuestro Padre Eterno. También lo llama Espíritu porque Dios es Espíritu, y lo llama Hijo porque Dios fue manifestado en carne. Nada de eso indica ninguna trinidad para que uno llegue a pensar eso.

    El escritor afirma que históricamente el asunto de la trinidad se inicia con un problema. Ese problema consistió en como «armonizar» el monoteísmo bíblico con el supuesto monoteísmo filosófico. La verdad es que las dos cosas no se podían armonizar sin caer en la desgracia de la mentira, pues el supuesto monoteísmo filosófico estaba manchado de paganismo. ¿Por qué estos hombres se dieron a la tarea de supuestamente armonizar el monoteísmo bíblico con la filosofía? Sencillamente, porque no le quisieron creer a la Palabra Bendita y no se conformaron con lo que está escrito, sino que adulterando la Sagrada Escritura, inventaron doctrinas extrañas para su propia perdición. (Para mayor información vea el Capítulo 3. La Tradición y la Filosofía en el Desarrollo de la «Doctrina» Trinitaria)

    «Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.» (2. Pedro 2:1)

    FUE UN DESARROLLO GRADUAL

    Dado que la «doctrina» trinitaria no se encuentra en ninguna parte de las Sagradas Escrituras, su invención, desarrollo y ajuste, se debió a un proceso gradual que se concretó muchos años después de que la Biblia fue escrita (En el capítulo 3. La Tradición y la Filosofía en el Desarrollo de la «Doctrina» Trinitaria, se hace una exposición más amplia de este asunto).

    ¡Hasta los mismos teólogos trinitarios saben eso! Por ahora vamos a mostrar cuatro declaraciones de algunos teólogos trinitarios de las ramas católica y protestante que ratifican esta situación.

    Primera declaración.

    «La presentación acumulada intelectualmente del misterio divino es algo trascendente a nuestras categorías mentales que es difícil hacerlo sin entrar en la categoría del hombre. A lo que no puede menos que añadirse el choque que podía producir en la mentalidad del pueblo judío con su celoso, pero estrecho monoteísmo, y por otra parte, el peligro de ser mal entendido y confundido con alguna de las formas de politeísmo más o menos purificado adoptada en el ambiente pagano de aquellos tiempos. Fue, pues, providencial que la formulación del dogma trinitario en los esquemas de los símbolos de la fe fuese dejada al trabajo de la Iglesia, que buscó una inteligencia de ella bajo la asistencia del Espíritu de la verdad, ocasionalmente movida por las herejías y errores que oponían la fe sencilla de la cristiandad primitiva, ya la incomprensibilidad del misterio, ya principalmente las contaminaciones del sincretismo filosófico-religioso de la época.

    Por tanto, en la exposición del misterio de la Trinidad en la Sagrada Escritura no debemos buscar un formulado conceptual equivalente en su aspecto exterior a las fórmulas de los símbolos posteriores; sino más bien a los elementos que constituyen la sustancia del misterio, que a su vez ha sido llamado con razón por los padres antiguos Substantia Novi Testamenti. Y también por lo dicho es obvio que sean mucho más numerosos los pasajes en que se habla en particular de alguna de las divinas personas, que los que nos presentan el misterio en su totalidad.» [Enciclopedia de la Biblia (Sexto Volumen Q-Z). pág. 1106. Ediciones Garriaga, S.A. Barcelona, Segunda Edición, 1969]

    En la cita que acabamos de mostrar, dicho escritor afirma que el asunto de la trinidad no se encuentra en las Sagradas Escrituras. La explicación que nos da, es que sí esa enseñanza hubiera quedado inmersa en el Nuevo Testamento, hubiera atentado nada más y nada menos que contra el estricto monoteísmo de los judíos, por lo cual habría chocado contra la mentalidad de ellos. Además, afirma que si la enseñanza trinitaria hubiera quedado plasmada en la Escritura, podría haber sido confundida con politeísmo. Por eso dice que el desarrollo, la formulación y los esquemas de esas doctrinas tuvieron que ser desarrollados por la iglesia.

    Pero ¿Por cuál iglesia fue desarrollada la «doctrina» de la trinidad? De hecho no fue por la verdadera iglesia cristiana que se ha aferrado y creído a la Escritura con un amor inmenso y entrañable, sino por la cristiandad apóstata que no amó la verdad y adulterando la Palabra se inventó a otro dios. La verdadera iglesia jamás ha tenido que pensar más allá de lo que está escrito, pues la Biblia es su confianza y es su Palabra profética más segura. La falsa iglesia cristiana que no ha querido conformarse solamente a la Escritura, desarrolló una «doctrina», en la que no fue dirigida por el Espíritu Santo, sino por el espíritu de error, y por eso el resultado fue una «doctrina» que presenta a otro dios y enseña otro evangelio.

    «Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.» (Gálatas 1:8-9)

    El Nuevo Testamento no es ninguna sustancia para la falsedad de la trinidad (Substantia Novi Testamenti) sino la verdad revelada que debemos creer. Cuando alguien afirma que el Nuevo Testamento no contiene toda la verdad, sino que es el origen o la base de una verdad aún mayor, ha demostrado que no ama la Escritura y que la considera insuficiente. En el Nuevo Testamento encontramos la verdad que la «teología» trinitaria no ha querido creer, y es que el único y sabio Dios fue manifestado en carne como un hombre para redimirnos de toda iniquidad. No hay allí ninguna idea trinitaria, sino la más hermosa declaración de amor, pues Dios amó tanto a la humanidad, que él mismo y no otro vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. El Nuevo Testamento proclama que sólo Jesús es Dios, que Jesús es el único Dios.

    Segunda declaración:

    «Aunque la Biblia enseña la verdad de la Triunidad de Dios de una manera implícita tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el desarrollo y delineamiento de esta doctrina fue dada debido al surgimiento de grupos heréticos o de maestros que negaban ya sea la deidad de Cristo o la del Espíritu Santo. Esto llevó a la Iglesia primitiva a cristalizar la doctrina de la Triunidad. De hecho, Tertuliano, en 215 DC fue el primero en manifestar esta doctrina utilizando el término, Trinidad.» [Earle E. Cairns. Cristianismo a Través de los Siglos. pág. 122. Zondervan, Grand Rapids. 1967]

    Ya hemos visto que la «teología» trinitaria utiliza el falso argumento de que la trinidad está implícita tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, pero nada de eso es cierto. La trinidad no se encuentra en la Escritura ni de manera implícita ni de manera explícita, sencillamente porque no es una doctrina bíblica.

    La Iglesia primitiva nunca cristalizó la «doctrina» de la trinidad, pues la Iglesia primitiva simplemente creyó a lo que dice la Escritura. Contrario a lo que dice el escritor que acabamos de mencionar, la enseñanza trinitaria no surgió para defender la deidad de Cristo o la del Espíritu Santo, sino que surgió para negarla. Toda la Biblia nos enseña la Deidad de Cristo. La Biblia dice que Cristo es el Dios santo manifestado en carne (Mateo 1:23, Colosenses 2:8-10). La trinidad dice lo contrario, dice que Cristo es una segunda persona de Dios. La trinidad no solo atacó a la doctrina bíblica de un solo Dios, sino que rebajó la Deidad de Jesús, pues negó que Jesucristo fuera él único Dios, es decir el Padre Eterno manifestado en carne. El trinitarismo presenta una imagen distorsionada acerca de Jesús, pues aún cuando dice que Jesús es Dios, afirma que hay otros dos que son tan Dios como él. De esa manera, la «teología» trinitaria le quita mérito a la plenitud de la Deidad de Cristo como está descrita en la Biblia.

    La Biblia enseña que Dios es Espíritu y es Santo, por esa razón uno de los títulos de ese único Dios, es Espíritu Santo. Sin embargo la trinidad en contravía a la Escritura, afirma que el Espíritu Santo es una tercera persona, y que hay otros dos que son tan Dios como él. Tal como se puede apreciar, el trinitarismo no surgió como producto de una defensa a la Deidad del Espíritu Santo como el único Dios que es, sino que surgió para negarla.

    Tercera declaración:

    «En relación a la batalla que la iglesia primitiva tuvo que llevar a cabo, Walter Martín escribe:

    A medida que el Nuevo Testamento fue completado hacia el cierre del primer siglo, la tierna iglesia batallaba por su vida en contra de viejos adversarios –– la persecución y el error doctrinal. Por otro lado estaba el imperio Romano, el Judaísmo Ortodoxo, y las hostiles religiones paganas, y por el otro lado estaban las herejías y las doctrinas que causaban división. El Cristianismo Primitivo fue realmente un período peligroso.

    Probablemente ninguna doctrina fue objeto de más controversia en la iglesia primitiva que la de la Trinidad. Ciertamente la enseñanza de «un solo Dios en tres Personas» fue aceptada en la iglesia primitiva, pero solamente al ser desafiada esta enseñanza fue que emergió una doctrina sistemática de la realidad.» [J. Hampton Keathley, III, Th.M. Artículo: La Trinidad. Citando a Martin, págs. 22-23
    http://www.bible.org/foreign/spanish/discipleship/camino1/trinidad.htm%5D

    Dicho escritor nos dice algo verdadero. El Nuevo Testamento fue completado al terminar el siglo primero. Durante ese tiempo la Iglesia primitiva batallaba contra la falsa doctrina. Había muchos peligros. En efecto, la doctrina de más controversia fue la de la trinidad, no porque fuera la doctrina bíblica, sino precisamente porque la verdadera iglesia se dio cuenta de que esa era una enseñanza falsa a la que tocaba atacar con todas las fuerzas.

    La enseñanza de «un solo Dios en tres personas» es sencillamente un absurdo y contradice a la Palabra de Dios. Esa enseñanza jamás fue aceptada por la Iglesia primitiva. Esa enseñanza surgió dentro del seno de la cristiandad apóstata. Con el desarrollo de la trinidad, no emergió ninguna doctrina sistemática de la realidad, sino que realmente surgió una gran herejía.

    Cuarta declaración:

    «Cairns discute de esta manera aquel tiempo de controversia teológica en la iglesia primitiva y el extremo cuidado que se le dio a este asunto:

    Fue una era en la que los principales dogmas de la Iglesia cristiana fueron desarrollados. La desfavorable connotación que lleva la palabra «dogma» en una era de laxitud doctrinal, tal como la presente, no debe oscurecer el valor del dogma para la Iglesia. La palabra «dogma» vino a través de la forma latina de la palabra Griega dogma, la cual se derivó del verbo dodeo. Esta palabra significa pensar. Los dogmas o doctrinas formulados en este período fueron el resultado de un intenso pensamiento y búsqueda del alma con el fin de interpretar correctamente el significado de las Escrituras acerca de los puntos disputados y evitar las opiniones erróneas (doxai) de los filósofos.» [J. Hampton Keathley, III, Th.M. La Trinidad. Citando a Cairns, pág. 141.
    http://www.bible.org/foreign/spanish/discipleship/camino1/trinidad.htm%5D

    De acuerdo a lo que hemos leído en esta declaración, el escritor afirma que los dogmas de la iglesia, fueron desarrollados en el periodo de controversias doctrinales de la edad post apostólica. Pero ¿sería la verdadera iglesia la que estaba desarrollando dogmas? Ciertamente no. La iglesia verdadera tiene y ha tenido toda su confianza en la Escritura. La fe fue dada una vez a los santos (Judas 3) y está plasmada en la Santa Escritura. La invención de los dogmas que surgieron de un «intenso pensamiento» fueron el resultado de la adulteración que hiciera de la Biblia, la cristiandad apóstata, y que trajeron consigo la aceptación del dogma de la trinidad. Juntamente con esta aceptación, se desarrollaron otros dogmas, tales como la adoración de imágenes, la veneración a María y a los santos, el bautismo de niños, y muchas otras doctrinas que van en contravía de la Palabra de Dios.

    FUE DESARROLLADA EN LOS CONCILIOS ECUMENICOS

    La declaración definitiva de la trinidad, tal y como la conocemos el día de hoy, se dio sólo hasta el final del cuarto siglo, después de ser desarrollada en los llamados concilios ecuménicos del cuarto siglo. Asimismo, fue perfeccionada en el Credo de Atanasio, escrito a finales del quinto siglo.

    Primera declaración:

    «todo esto subraya el punto que la Cristiandad primitiva no tenía una doctrina explícita de la Trinidad como se elaboró como consecuencia en los credos de la iglesia temprana» [James L. Barrer. Apostasía en la Divina Iglesia. pág. 44. Salt Lake City UT, 1960]

    La anterior declaración, ratifica que la cristiandad primitiva no conoció la «doctrina» de la trinidad. ¿Por qué no la conoció? Porque confiaba únicamente en la Escritura y nada más que en la Escritura. Dicho escritor afirma, que la doctrina explícita de la trinidad se elaboró en los credos de la iglesia temprana. Pero ¿cuál era esa iglesia temprana que elaboró esos credos? Nuevamente tenemos que decir que no fue la Iglesia verdadera, pues esta confió únicamente en lo que la Biblia enseña. La invención de esos credos a los cuales se les ha dado más valor que a la misma Biblia, no fue el trabajo de la verdadera iglesia del Señor, sino que fue el trabajo de la cristiandad apóstata.

    Segunda declaración:

    «la iglesia católica enseña el misterio incomprensible de que Dios se ha revelado a la humanidad como una trinidad de personas — el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Tres Personas, Un Dios. El misterio de la trinidad es la doctrina central de la fe católica. Sobre él se basan el resto de enseñanzas de la iglesia. La iglesia estudió el misterio con gran cuidado y, después de cuatro siglos de clarificación, decidió indicar la doctrina de esta manera: En la unidad de la divinidad hay tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, verdaderamente distintos cada uno de los otros.» [El Manual Católico. 1988]

    Cómo lo dice este escritor, para que existiera una verdadera «doctrina» trinitaria tuvieron que pasar cuatro siglos. Fue por el cuarto siglo cuando por fin se hizo una declaración explícita de la trinidad. La Biblia terminó de ser escrita por el año 100, y el dogma trinitario fue formulado hasta el cuarto siglo. Ciertamente la trinidad no es la enseñanza original que tuvo la Iglesia primitiva acerca de Dios, en efecto, la trinidad es un dios falso inventado por la cristiandad apóstata.

    «Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma.» (Jeremías 6:16)

    Tercera declaración:

    «El punto, entonces, es simplemente este: Mientras que el termino Trinidad nunca es utilizado específicamente ni la doctrina explicada específicamente en la Escritura. No obstante esta implícitamente establecida. Los concilios de la iglesia, en su lucha en contra de la herejía, se vieron forzados a pensar a través de lo que la Biblia decía acerca de cómo Dios existe. El resultado fue la doctrina de la Triunidad, pero permítanme enfatizarlo, el desarrollo de esta doctrina estuvo basado en un cuidadoso estudio de las Escrituras.» [J. Hampton Keathley, III, Th.M. Artículo: «La Trinidad»
    http://www.bible.org/foreign/spanish/discipleship/camino1/trinidad.htm%5D

    Este escritor ratifica que la «doctrina» de la trinidad no está en la Escritura, pero se atreve a afirmar que el desarrollo del dogma trinitario estuvo basado en un cuidadoso estudio de las Escrituras. Eso sencillamente no es cierto. El desarrollo de la «teología» trinitaria no estuvo basado en un cuidadoso estudio de las Escrituras sino en un trabajo artificial, en el cual se mezcló paganismo filosófico y religioso con la verdad revelada, lo cual dio como resultado la aparición de muchas doctrinas falsas, entre ellas la más notable, la de la trinidad. Los concilios de la iglesia que desarrolló el dogma de la trinidad, no fueron concilios de la verdadera Iglesia del Señor, sino de la iglesia Católica.

    Cuarta declaración:

    «…En el curso de su refutación se precisó la doctrina de la Trinidad cristiana y halló su formulación la ortodoxia de la fe en esta materia. La culminación de este proceso tuvo lugar ante todo en los dos primeros concilios ecuménicos de la historia de la iglesia, Nicea (325) y Constantinopla I (381). El segundo asignó al Espíritu lo que el primero le había atribuido al Verbo; estos dos concilios, apoyados en la floreciente reflexión teológica de la época (desde Atanasio hasta los padres capadocios), establecieron la doctrina esencial frente a las herejías que desnaturalizaron el dogma trinitario.» [Paul Pourpard. Diccionario de las Religiones. Versión Castellana de DIORKI de la obra dirigida por el cardenal Paul Poupard, Dictionnaire des Religions, Presses Universitaires de France, Paris. pág.1784. Editorial Herder, S.A. Barcelona 1987]

    El escritor afirma, que la «doctrina» trinitaria solo tomó una forma explícita hasta el concilio de Constantinopla en el año 381. En el año 325 ya se había dado una primera aproximación pero no estaba completamente ajustada. Así, creer a los credos ecuménicos, es darle mayor valor a enseñanzas ajenas a las Escrituras que a la misma Palabra de Dios. La «teología» trinitaria ha cometido el error de enseñarle a sus fieles, que por encima de los escritores sagrados – que recibieron la doctrina directamente de Dios – hubo personas que fueron capaces de enseñar la doctrina de una mejor manera. Esa «teología» no se ha conformado ni se ha ajustado a la Biblia sino con los credos inventados por hombres inicuos que no amaron la verdad.

    Nosotros, los verdaderos cristianos, los pentecostales apostólicos del nombre, consideramos un honor, el hecho de estar por fuera de esos credos ecuménicos, a fin de estar dentro de la Biblia.

    «El celo que siento por ustedes proviene de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura. Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo. Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del que les hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio diferentes de los que ya recibieron, a ése lo aguantan con facilidad» (2. Corintios 11:2-4 – NVI).
    Publicado por Julio César Clavijo Sierra en 18:12 Etiquetas: académicos trinitarios, declaraciones trinitarias, doctrina adulterada, doctrina antibíblica, dogma falso, eiségesis trinitaria, herejía trinitaria, reinterpretación trinitaria
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  2. Mauricio Gavilanes dijo:

    JESÚS: ¿DIOS EL HIJO, O EL HIJO DE DIOS?

    ¿ENSEÑA LA BIBLIA ACERCA DE LA TRINIDAD?

    Jesús es Único

    No hay duda alguna de que el Nuevo Testamento presenta a Jesucristo como una personalidad excepcional. Él da evidencia impresionante de poderes extraordinarios en los milagros que realiza; él hace las observaciones más penetrantes acerca de la vida humana, la fe, y la verdadera adoración a Dios; y sus afirmaciones referentes a sí mismo, como la única fuente de vida venidera, son tales que nadie más se atrevería a hacer. Sus apóstoles dicen de él, después de su ascensión, que fue exaltado a todo poder y autoridad a la diestra de Dios. Y su propia evaluación de la vital trascendencia de su persona se resume como sigue:

    «Y esta es la vida eterna, que [los seres humanos] te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado» (Juan 17:3).

    Claramente, si hemos de tener alguna esperanza de vida venidera, necesitamos saber la verdad acerca de la persona y trascendencia de Jesucristo.

    El Punto de Vista Popular

    Ahora bien, la mayoría de aquellos que tienen alguna idea acerca de Jesús, piensan en él como parte de la Deidad; como Dios el Hijo, que existió en el cielo desde el principio del tiempo con Dios el Padre, igual en poder y autoridad que él, pero descendió a la tierra para nacer, como un bebé humano, de una doncella israelita conocida como la Virgen María; luego muere en la cruz como una señal del amor de Dios por el género humano, antes de regresar al cielo a reasumir su anterior exaltada posición. En vista de que el Espíritu Santo también es considerado como parte de la Deidad, esto es el Dios «Tres y Uno» (o Uno en Tres), según se describe en la Doctrina de la Trinidad. Los teólogos eruditos que defienden esta doctrina, entienden la relación entre las tres Personas–Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo–de una manera muy sutil, y la mayoría de aquellos que la aceptan de un modo un tanto vago, la entienden de una forma mucho más elemental.

    Muchas personas religiosas sinceras sostienen la creencia de que «Jesús es Dios» más bien por razones emocionales. Cualquiera que no acepte ciegamente esta fórmula, se le considera de inmediato como «hereje» y «anticristiano». Este breve folleto es un ruego para que un examen cordial y sincero de este importantísimo tema. El autor, y todos aquellos que comparten sus opiniones, desean recalcar con toda la vehemencia posible, que creemos que Jesús fue, y es, literalmente el Hijo de Dios. No somos ‘unitarios’, como aquellos que piensan que Jesús no es más que un hombre muy superior; ni somos ‘adopcionistas’, como los que sostienen que Dios «adoptó» a Jesús como su Hijo espiritual.

    Nosotros creemos que Jesús fue «el Hijo unigénito de Dios» de la manera en que lo describen las Escrituras.

    No está en la Biblia

    Ahora bien, es un hecho notable que las ideas contenidas en la doctrina de la Trinidad no se hallen en la Biblia. Este no es un descubrimiento nuevo. Se conoce desde hace muchísimo tiempo, desde el siglo 4º de nuestra era. Teólogos más recientes lo han dicho claramente. Por ejemplo, el teólogo anglicano J. H. Newman, quien se unió a la Iglesia de Roma en 1845, escribió:

    «… las doctrinas [es decir, las referentes al Padre, Hijo y Espíritu Santo] nunca se han tomado tan sólo de la Escritura» (The Arians of the 4th Century, [Los Arrianos del Siglo Cuarto], pág. 50).

    El Dr. W. R. Matthews, quien fuera por muchos años el Decano de la Basílica de San Pablo, en Londres, fue más enfático:

    «… la doctrina de la Trinidad… no formaba parte del mensaje original. San Pablo no la conocía, y y no habría podido entender el significado de los términos que se usan en la fórmula teológica con la cual concordó la Iglesia finalmente» (God in Christian Thought and Experience [Dios en el Pensamiento y Creencia Cristiana], pág. 180).

    Muchos sinceros admiradores de Cristo bien pueden sentirse incomodados ante esta directa afirmación de que su gran apóstol Pablo no sabía nada acerca de la doctrina de la Trinidad.

    ¿Cómo surgió, entonces?

    Para contestar esta pregunta necesitamos saber cuándo surgió. La respuesta es: no hasta 300-400 años después de los días de Jesús y sus apóstoles. Es un hecho notable que los «primeros Padres de la Iglesia» – los teólogos que escribieron en el período 100-300 de nuestra era – no tenían conocimiento alguno de ella, y frecuentemente dieron opiniones que la contradicen. Para la mayoría de ellos no existía la idea de que Jesús es «co.igual y co-eterno con el Padre». Él estaba subordinado a Dios su Padre, y se le consideraba como un «ser creado». Las enseñanzas que ahora componen la doctrina de la Trinidad fueron las decisiones varios Concilios Generales de la Iglesia. Estos son los más importantes:

    325 de nuestra era – Primer Concilio General en Nicea, declaró que el Hijo era desde el principio de la misma naturaleza que el Padre.

    325 de nuestra era – Segundo Concilio General en Constantinopla, declaró que el Espíritu Santo había de ser adorado tal como al Padre y al Hijo.

    431 de nuestra era – Tercer Concilio General en Efesos, decretó que Jesús tenía dos naturalezas, una humana y una divina; también que María era la «madre de Dios», en oposición a aquellos que mantenían que ella era la «madre de Cristo».

    451 de nuestra era – Quinto Concilio General en Chalcedonia, decretó que las dos naturalezas en Cristo constituían una sola Persona y una sola voluntad.

    La progresiva formulación de la doctrina de la Trinidad durante un considerable período de tiempo se muestra claramente cuando se comparan los principales credos de la Iglesia:

    El Credo de los Apóstoles, ciertamente uno de los primeros credos, aunque su fecha exacta se desconoce, expresa la relación entre Cristo y Dios de esta manera:

    «… Dios el Padre Todopoderoso… Jesucristo su único Hijo… concebido por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María… Después de su resurrección, Cristo «ascendió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios el Padre Todopoderoso, Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos».

    Esto está en completo acuerdo con lo que dice la Biblia. Pero credos posteriores muestran muchas adiciones y un punto de vista diferente.

    El Credo de Nicea, 325 de nuestra era, declara que Jesucristo es

    «el Hijo unigénito de Dios, engendrado por su Padre antes de todos los siglos… Dios de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero, de la misma naturaleza del Padre… El Espíritu Santo con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria…».

    El Credo de Atanasio, de fecha desconocida, pero ciertamente en existencia poco después de 500 años de nuestra era, es aun más enfático:

    «Nosotros adoramos a un Dios en Trinidad, y Trinidad en Unidad… hay una Persona del Padre, otra del Hijo, y otra del Espíritu Santo. Pero la Divinidad del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, es toda una; la Gloria igual, la Majestad co-eterna. El Padre increado, el Hijo increado, y el Espíritu Santo increado…». Se declara que todos son eternos, «no obstante, no son tres ternos, sino un eterno». El Credo concluye con la ominosa declaración: «El que quiera ser salvo ha de pensar de esta manera acerca de la Trinidad».

    La nueva enseñanza acerca de la Divinidad levantó mucha oposición de parte de aquellos que afirmaban que sostenían las creencias originales. El resultado fue una enconada controversia durante un siglo entre los líderes eclesiásticos. Las decisiones de los Concilios de la Iglesia en los siglos 4º y 5º fueron las acciones de las autoridades de la Iglesia determinadas a suprimir a todos los «rebeldes». De este modo se elaboró y proclamó la doctrina oficial de la Trinidad, y su aceptación fue declarada obligatoria.

    ¿Qué dice la Biblia?

    Antes de que apareciera Jesucristo, los escritos del Antiguo Testamento habían sido reverenciados durante siglos por la nación de Israel (los judíos) como la revelación de su Dios que los había liberado de Egipto en el Exodo. ¿Qué impresión habían adquirido ellos acerca de la naturaleza de Dios? La respuesta es clara en la siguiente cita:

    «Habiendo afirmado la existencia de Dios, el judaísmo en realidad sostiene una sola idea básica acerca de él, la cual es un dogma reconocido–la Unidad de Dios. ‘Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es’. Esta es una inmediata negación del politeísmo del mundo antiguo con sus numerosas deidades. Es un repudio de la idea de que hay dos dioses o dos fuentes creadoras de la existencia, una del bien y la otra del mal. Es también una clara negación de la idea de una trinidad–tres dioses en uno, la cual es una doctrina establecida de la cristiandad. Para el judaísmo no puede haber absolutamente ningún compromiso en este concepto fundamental del Único Dios, que es la fuente creadora definitiva de toda vida y de la muerte, los elementos de la naturaleza y de la historia y el poder que yace detrás de toda fuerza, física y espiritual» (C. Pearl and R. Brookes. A Guide to Jewish Knowledge, [Guía Para el Conocimiento Judaico] págs. 96-97).

    En estos días de ideas confusas necesitamos tener presente que el Antiguo Testamento que poseemos es la misma colección de escritos reverenciados en los días de Jesús como la palabra de Dios. Jesús mismo los describió como «la ley, los salmos, y los profetas», y dijo que en ellos había profecías que hablaban de él. En Salmos 2 leemos:

    «Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra» (vs. 7-8).

    Ciertas claras conclusiones surgen aquí: Dios ha ungido a uno que ha de gobernar por él («mi rey») a todas las naciones de la tierra. Pero él es Hijo de Dios porque ha sido «engendrado». El gobernante no es Dios; es el Hijo de Dios; y empezó su existencia el día en que fue «engendrado». Como todos los hijos, su Padre es primero que él. La totalidad de esta enseñanza general se resume en el primer versículo del Nuevo Testamento:

    «Libro de la genealogía [o nacimiento] de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham» (Mateo 1:1).

    Ahora bien, cuando este «Hijo» apareció por primera vez entre los hombres, ¿cómo se considera a sí mismo? No puede haber duda acerca de la respuesta: Jesús siempre habla de sí mismo como subordinado al Padre, dependiendo de él para todas sus enseñanzas y todas sus obras. Estas son algunas de sus expresiones:

    «No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre» (Juan 5:19). «Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió» (7:16). «El Padre mayor es que yo» (14:28).

    Cuando los judíos lo acusaron de que él «se hacía Dios», él negó los cargos y dice: «Hijo de Dios soy» (Juan 10:34-36). Incluso ni siquiera permite que se le llame «bueno». Cuando le dicen «Maestro bueno», él replica:

    «¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios» (Marcos 10:18).

    En su gran profecía pronunciada poco antes de que fuera crucificado, Jesús habla de su regreso a la tierra para reinar:

    «Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria […]. Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre» (Marcos 13:26, 32).

    Cuando se levantó de la tumba, este fue su mensaje para los discípulos:

    «Vé a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios» (Juan 20:17).

    No puede haber duda acerca del punto de vista de Jesús mismo: en todo el Padre era superior; el Hijo dependía de él.

    Objeción

    Ahora bien, algunas veces se objeta que los pasajes que hemos citado se refieren todos a Jesús «en los días de su carne», como un hombre, y no pueden aplicarse a él en su estado exaltado. Investiguemos lo que dice la Escritura. Llegó el momento en que Jesús fue levantado de entre los muertos; su naturaleza mortal fue cambiada a inmortalidad; y él subió al cielo, para sentarse allí en el sitio de honor a la diestra del Padre:

    «Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte […]. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla […], y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:8-11).

    La exaltación de Jesús a un sitio de honor en el cielo fue la obra del Padre. Es a él a quien se debe glorificar. Todos los acontecimientos decisivos en al vida de Jesús se adscriben a Dios el Padre. Es Dios quien ha hecho a Jesús «Señor y Cristo», y que lo ha nombrado como «Juez de vivos y muertos» (Hechos 2:36; 10:42).

    Muchas veces los apóstoles se refieren a Dios y a Jesús en su actual relación en el cielo. Así es como lo hacen:

    «Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» (Romanos 1:7).

    Esta precisa fraseología se repite en varias de las epístolas. En Efesios se dice:

    «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo […], el Dios de nuestro Señor Jesucristo» (1:3, 17).

    Cada vez que se hace alusión a Dios y a Jesús en el cielo, siempre se les presenta como dos Personas separadas, y siempre se da prioridad al Padre.

    De especial interés es el libro del Apocalipsis, dado por medio del apóstol Juan, y casi con certeza se debe fechar alrededor del año 90 de nuestra era, o quizás un poco después. En dicho libro hay casos en que el Señor mismo, resucitado y exaltado, se refiere directamente a su relación con Dios el Padre. Note cómo empieza esta revelación:

    «La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas, que deben suceder pronto» (Apocalipsis 1:1).

    En los primeros capítulos, Jesús se dirige directamente «a las siete iglesias que están en Asia» (v. 4), y se refiere en varias ocasiones a Dios su Padre:

    «El que venciere […], confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles» (3:5; véase también vs. 12, 21).

    Estas son las palabras de Jesús mismo; fueron pronunciadas alrededor de 60 años después de que subió al cielo y ocupó su sitio de honor a la diestra de Dios. Por lo tanto, describen su relación con Dios en su actual estado glorificado. Su sentido general es claro: Dios el Padre es quien tiene la autoridad suprema; es él quien da la revelación a su Hijo; es su trono el que su Hijo comparte; y es él a quien el Hijo reconoce como «mi Dios». No hay sugerencia de «co-igualdad» en estos tan significativos pronunciamientos.

    Pero el comentario más notable acerca de la autoridad relativa de Dios el Padre y su Hijo se halla en la descripción del apóstol Pablo acerca del reinado de Cristo, en 1 Corintios 15:

    «Luego viene el fin, cuando [Cristo] entregue el reino al Dios y Padre […]. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas [a Cristo], entonces también el Hijo mismo se sujetará al [Dios] que le sujetó a él [a Cristo] todas las cosas, para que Dios sea todo en todos» (vs. 24-28).

    El correcto entendimiento de la autoridad relativa del Padre y el Hijo no podían haberse expresado con más claridad. En el clímax del propósito del Padre para con las naciones de la tierra, el Hijo devolverá la autoridad suprema al Padre. Evaluemos sobriamente ahora lo que significa esto. Hasta ahora Jesús ha estado en el cielo por casi 2.000 años. Él ha de regresar y reinar en la tierra por 1.000 años (Apocalipsis 20:4). Cuando al término de este reinado él pase el reino al Padre, ¡el Hijo habrá estado glorificado en inmortalidad por casi 3.000 años! No obstante, entonces él ¡ha de pasar el reino a su Padre! La subordinación del glorificado Hijo de Dios al Padre no podría expresarse de manera más clara. Porque es Dios el Padre quien, al final, ha de ser «todo en todos».

    El Origen del Hijo

    Cómo llegó Jesús a existir, se explica en el evangelio de Lucas en términos sencillos. A María, una virgen de Israel, temerosa de Dios, y descendiente de David el Rey, se le apareció un ángel con un mensaje extraordinario:

    «¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo […]. Concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS [Salvador]. Este será grande, y será llamado Hijo del altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre […]; y su reino no tendrá fin» (Lucas 1:28-33).

    Detengámonos un momento y consideremos la conmoción por la sorpresa, y luego el regocijo que estas palabras le deben haber provocado. Ella conocía muy bien la promesa hecha a David más de 900 años antes. Un descendiente (hijo) de David sería el medio para restaurar la gloria del reino de Israel, y reconciliar a Israel con Dios. Este era el tan esperado Mesías, y en verdad ella iba a ser su madre. ¡Su hijo había de reinar en el trono de David!

    Y entonces, la perplejidad. Aunque María estaba desposada a un israelita temeroso de Dios llamado José, todavía no estaban casados, y era inaceptable que naciera un niño hasta que lo estuvieran. ¿Cómo entonces, pregunta María al ángel, puede cumplirse esta promesa? El ángel es muy explícito en su respuesta:

    «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios» (v. 35).

    Para completar el cuadro, el evangelio de Mateo nos da el asunto desde el punto de vista de José, su futuro esposo. Antes de que estuviesen casados, «se halló que [María] había concebido del Espíritu santo». José habría estado totalmente justificado si hubiese repudiado su compromiso de casarse con ella. Pero un ángel tenía para él un mensaje de Dios:

    «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:20-21).

    Por esto José entendería que este niño había de ser el Mesías. El episodio completo concluye con la declaración de Mateo:

    «Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros» (vs. 22-23).

    Estas declaraciones divinas a María y José contenían las noticias más trascendentales. Un niño había de nacer con un grandioso destino, porque no sólo reinaría en el trono de David para siempre, sino que también «salvaría a su pueblo de sus pecados». Pero el origen del niño se recalca claramente. María había de ser la madre, pero José no había de ser el padre. El niño sería concebido porque «el poder del altísimo», «el Espíritu Santo», se aplicaría a María para llevar a cabo la maravilla. Y así «una virgen concebirá» y su hijo será llamado «Hijo de Dios». Esta es la clara enseñanza Bíblica acerca del nacimiento virginal de Cristo.

    Jesús, Hijo del Hombre

    Algunas veces hay renuencia para aceptar el hecho de que Jesús, el Hijo de Dios, era totalmente un miembro de la raza humana. Algunos estiman que pensar en él como partícipe de nuestra naturaleza con todas sus debilidades es degradarlo, y arrojar dudas sobre su impecabilidad.

    Aquí de nuevo debemos acudir a la evidencia de la Biblia. Ya hemos visto el claro relato de su nacimiento: Hijo de Dios, pero también hijo de María. El apóstol Pablo, escribiendo a los gálatas, lo expresó así:

    «Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley» (4:4).

    «Nacido bajo la ley» significa que él era un varón israelita, que vivía bajo la ley de Moisés. Pablo nos dice por qué: «para que redimiese a los que estaban bajo la ley» (v. 5). Los judíos vivían bajo una ley que los condenaba porque no podían obedecerla sin pecar. Jesús nació como uno de ellos, de manera que podía representarlos plenamente en su obra de redención.

    La epístola a los hebreos describe cómo Jesús tenía que ser «perfeccionado por aflicciones», para que pudiera ser «autor de la salvación» de todos aquellos que han de ser hijos [e hijas] de Dios. Por esta razón, «el que santifica [Jesús] y los que son santificados [los fieles], de uno son todos»; es decir, son de la misma naturaleza. Esto es lo que a continuación declara, refiriéndose esta vez a los hijos e hijas como «los hijos»:

    «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo» (Hebreos 2:10-14).

    Esta es una declaración explícita de que la naturaleza de Jesús era exactamente como la de sus semejantes–«carne y sangre». El escritor prosigue diciéndonos por qué esto tenía que ser así:

    «Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados» (vs. 17-18).

    En resumen, Jesús, a fin de llevar a cabo su gran obra de sacrificio por el pecado, tenía que ser de la misma naturaleza que aquellos que él vino a salvar; y a fin de ser un sumo sacerdote misericordioso, tenía que tener experiencia de todas las tentaciones de ellos. El argumento es expresado con igual claridad en el capítulo 4, versículo 15:

    «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado».

    Sin embargo, hay una gran renuencia a aceptar la idea de que Jesús literalmente sufrió todas las tentaciones que nosotros tenemos. Algunos estiman que pensar que él sintió literalmente la tentación, es decir, el impulso por cometer pecado, es degradarlo y hacerlo menor que sin pecado. Sin embargo, este es un gran error. Hay una tremenda verdad incorporada en la experiencia viva y en la muerte de Jesús, y a esto debemos acudir ahora.

    ¿Por qué nació así el Hijo de Dios?

    ¿Cuál fue el propósito de Dios al traer a su Hijo al mundo de esta manera? Las siguientes declaraciones dejan esto en claro:

    «Llamarás su nombre JESÚS [Salvador], porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21).

    «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29).

    «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros […]. Porque si siendo enemigos [esto es, de Dios], fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida» (Romanos 5:8-10).

    El claro mensaje que se desprende de estas declaraciones es que la obra de Jesús, bajo la buena mano de Dios su Padre, había de ser un sacrificio de manera que el pecado pudiera ser quitado, hombres y mujeres pudiesen ser salvados y reconciliados con Dios. Esta es la gran obra de redención en Cristo. Necesitamos la redención; necesitamos ser «salvos», como lo expresa la Biblia. Porque de otro modo nuestra situación es tal como el apóstol Pablo dijo a aquellos efesos que había sido la situación de ellos cuando no conocían aún el evangelio:

    «En aquel tiempo estabais sin Cristo […], sin esperanza y sin Dios en el mundo» (2:12).

    ¡Qué devastador veredicto! No obstante, ese es nuestro caso también–«sin esperanza», apartados de la obra de Dios en Cristo. Es por eso que el evangelio de Cristo no es un «extra optativo» agradable, pero vitalmente necesario si hemos de escapar del destino de la muerte eterna.

    La Obra Vital de Cristo

    Y ahora llegamos al «problema» (si es que podemos llamarlo así) que es necesario resolver. El género humano no puede salvarse a sí mismo de las consecuencias del pecado, es decir, de la muerte. No obstante, Dios «no quiere que ninguno perezca»; en realidad, él desea «que todos los hombres sean salvos» (2 Pedro 3:9; 1 Timoteo 2:4). Pero él no puede pasar por alto el pecado, porque eso sería abdicar a su justa autoridad en el mundo. De modo que el pecado se puede reconocer, condenar, y vencer de manera tal que hombres y mujeres de corazones honestos y sinceros puedan ver la lección, y reconocer su verdad por sí mismos. Hombres y mujeres necesitan un Redentor que pueda lograr en sí mismo, y en su beneficio, lo que ellos, en su debilidad, no pueden hacer.

    Y así Dios manifiesta a su único Hijo, engendrado por el poder de su Espíritu Santo, pero totalmente un miembro de la raza humana. Ese Hijo experimenta todas las tentaciones de la humanidad, pero las rechaza firmemente, y elige hacer, no su voluntad, sino la voluntad del Padre. Es vital para nosotros que entendamos que Jesús tomó esta decisión enteramente por su propia voluntad. Dios no lo forzó a hacerlo, ni alguna consciencia preexistente en el cielo lo predispuso a hacerlo inevitablemente. Tal como lo expresa la epístola a los hebreos:

    «Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros» (1:9).

    Así, representando a la raza humana, Cristo venció al pecado en esa misma naturaleza de carne y sangre, donde antes había triunfado el pecado; él revertió el fracaso original que condujo a la Caída, y, siendo el mismo sin pecado, pudo ser ofrecido como un sacrificio por el pecado. Su muerte en la cruz fue la expiación por el pecado humano. De modo que Dios, habiendo sostenido su justicia al condenar al pecado, podía ahora en la abundancia de su amor y gracia, extender el perdón de los pecados y la reconciliación consigo mismo a todos aquellos que reconozcan su obra en Cristo.

    Si Jesús hubiera, como parte de la Trinidad, ya existido en el cielo, es inevitable que habría sido influenciado profundamente por ese conocimiento durante su vida como «Jesús de Nazaret». Habría sabido que su gloriosa resurrección y exaltación eran certezas. No habría necesitado, ni tampoco habría podido, deliberadamente por su propia voluntad elegir obedecer a Dios ante tantas presiones naturales para que se complaciera a sí mismo. Su gran conquista del pecado, como miembro representativo de la raza humana, no habría sido posible, y la necesaria expiación por el pecado no se habría logrado.

    Comprender la verdad acerca de la naturaleza y la experiencia de Jesús «en los días de su carne» es absolutamente esencial si hemos de entender la obra de redención de Dios en él.

    El Espíritu Santo

    La doctrina de «Dios el Espíritu Santo» surgió mucho después en la teología trinitaria de los siglos 4º y 5º. Fue el último, después del Padre y del Hijo, en ser declarado «Dios». El Credo de los Apóstoles no la menciona; y, de acuerdo a algunas autoridades, su inclusión en el Credo de Nicea y en el de Atanasio parece haber sido una idea de último momento.

    La presentación que hace la Biblia acerca del Espíritu santo es muy diferente. Es el poder y la influencia por el cual Dios lleva a cabo sus propósitos. En el principio «el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas», y como resultado se produjeron diversos actos de la Creación. El salmista dice que todos los seres vivientes, hombres y animales, dependen de Dios:

    «Les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra» (Salmos 104:29-30). Por su Espíritu él los mantiene a todos con vida.

    Los profetas de la antigüedad entregaron sus mensajes dados por Dios, no por invenciones de su propia mente, sino porque eran «santos hombres de Dios […] inspirados por el Espíritu santo» (2 Pedro 1:21). Jesús mismo realizó sus grandes señales y habló sus palabras de vida porque «Dios [lo] ungió con el Espíritu Santo y con poder» (Hechos 10:38).

    En ningún pasaje las descripciones de las actividades del Espíritu Santo sugieren que se ha de considerar como persona.

    ANALISIS DE ALGUNOS PASAJES BÍBLICOS

    Pero, ¿no sugieren algunos pasajes del Nuevo Testamento que Jesús preexistió en el cielo, y que él bajó del cielo, como lo afirma la doctrina de la Trinidad?

    Es cierto que hay unos pocos pasajes que generalmente usan aquellos que sostienen tales ideas. Lo sorprendente es que son tan pocos–difícilmente más de media docena que merezcan consideración. En un trabajo limitado como este, no puede intentarse más de un breve tratamiento de algunos de ellos, pero suficiente para sugerir como se pueden entender en armonía con el resto de la Escritura.

    1. «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza» (Génesis 1:26).

    Este es uno de los pasajes del Antiguo Testamento que muy extrañamente algunas veces se presenta en apoyo de la doctrina de la Trinidad. Sin embargo, es un hecho notable que los judíos, que recibieron los escritos del Antiguo Testamento en su propio idioma, en hebreo, nunca dedujeron de ellos ninguna idea trinitaria, sino, en realidad, precisamente lo opuesto–ellos creían firmemente en un solo Dios. La doctrina de la Trinidad ha sido siempre un tremendo obstáculo para todo judío que examine las doctrinas de la Iglesia.

    «Dios», en la cita recién mencionada, es Elohim, una palabra de forma plural, pero que admite tanto un sentido singular como plural. Principalmente se usa para referirse a Dios mismo, pero algunas veces también para aquellos que actúan en su nombre con su autoridad. Así se usó en relación con los jueces de Israel, porque ellos estaban nombrados para pronunciar juicio en su nombre: «No injuriarás a los jueces» (Éxodo 22:28). En Salmos 82 a los gobernantes de la nación se les llama Elohim (vs 1, 6), pero debido a que juzgaban «injustamente» (v. 2) morirían «como hombres» (v. 7). En Salmos 82 se dice que el hombre fue hecho «poco menor que los ángeles [Elohim]» (v. 5; citado en Hebreos 2:7).

    En armonía con este uso, se entiende mejor que la cita de Génesis recién mencionada se refiere a los ángeles. Por supuesto, en ninguno de los casos se hace una referencia clara a la Trinidad. Aunque en el Nuevo Testamento se citan partes del versículo, nunca se le da un sentido trinitario, ni era común usar este pasaje en los debates acerca del tema en los primeros siglos.

    2. «En el principio era el Verbo…» (Juan 1:1).

    Aquí es vitalmente importante entender en qué sentido está usando el apóstol Juan el término griego logos (Verbo o palabra). Por lo general se conviene hoy en día que la explicación no debe buscarse en las ideas de los filósofos griegos de la época, sino en el pensamiento hebreo de las Escrituras del Antiguo Testamento.

    En el pensamiento y escritos religiosos judíos el Verbo y la Sabiduría habían llegado a aplicarse a Dios mismo. En Proverbios, capítulo 8, hay un notable pasaje acerca de la «sabiduría»:

    «Yo, la sabiduría, habito con la cordura […]. Yo soy la inteligencia […] Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, antes de la tierra […]. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo» (vs. 12, 14, 22-23, 27).

    Añada a eso esta declaración:

    «Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos» (Salmos 33:6).

    En la versión griega (la Septuaginta) de este salmo, el término «palabra» se ha vertido como logos. En los comentarios arameos de la época la expresión Memra (palabra) se usaba como un nombre de Dios.

    En vista de que logos era de uso corriente en la filosofía griega de su época, Juan necesitaba darle el verdadero sentido de la revelación bíblica. Así que logos, es primero un pensamiento concebido en la mente, luego demostrado en acción, representa la sabiduría de Dios expresada en su propósito. Por lo tanto, la palabra representa la mente de Dios. Es por eso que «el Verbo [la palabra] era Dios», o como lo expresa la New English Bible [la Nueva Biblia en Inglés]: «Lo que era Dios, era la palabra». La verdadera trascendencia de Dios es su mente y su voluntad.

    De modo que «aquel Verbo fue hecho carne» (Juan 1:14) y nació Jesús, el Hijo de Dios. Este no es el «Hijo encarnado», sino la «palabra encarnada». Es totalmente ilógico suponer primero la preexistencia de «Dios el Hijo», y después interpretar la «palabra» de Juan en ese sentido. Como hemos procurado mostrar, la enseñanza bíblica no da apoyo a semejante doctrina.

    3. «Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió» (Juan 6:38).

    ¿En qué sentido descendió Jesús «del cielo»? La narración de su nacimiento nos dice que él llegó a existir porque el «Espíritu Santo [el poder del Altísimo] vino sobre María su madre. Él nació como resultado de la intervención directa del Espíritu Santo de Dios. De una manera excepcional sólo él, de toda la raza humana, podía decir que había «descendido del cielo».

    El resultado de esta intervención celestial fue que él podía señalar la gran diferencia entre él y los judíos que estaban rechazando su afirmación. El apóstol Santiago nos da una valiosa pista, cuando declara que hay dos sabidurías: una que pertenece a la tierra, sensual y diabólica; la otra «de lo alto», pacífica, pura y justa (3:14-18). La primera es el pensamiento natural de la mente humana, que cumple sus propios deseos; la segunda es la mente y pensamiento de Dios. Jesús dice explícitamente que él vino «no para hacer mi voluntad [no para seguir sus propios deseos naturales], sino la voluntad del que me envió [la sabiduría de lo alto]». Así él pudo decir a los judíos:

    «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba» (Juan 8:23).

    «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (14:9).

    No que Jesús y Dios fueran la misma persona; sino que el Hijo reflejaba perfectamente la mente y sabiduría del Padre.

    4. «Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese […], porque me has amado desde antes de la fundación del mundo» (Juan 17:5, 24).

    Nuestra dificultad aquí es entender cómo Jesús pudo haber sido honrado y amado por el Padre antes de que existiera como una persona independiente. El problema surge realmente de nuestro limitado concepto del tiempo.

    Para nosotros el paso del tiempo es como una línea. Acontecimientos separados son puntos distintos en esa línea. De modo que si fuésemos a indicar los lugares respectivos que ocuparon en el tiempo Abraham, Moisés, David, Daniel, Cristo y los apóstoles, tendríamos algo así:

    Abraham Moisés David Daniel Cristo Apóstoles

    1800 AC 1400 AC 1000 AC 600 AC AC/DC 50 DC, etc.

    Inevitablemente surge un orden de aparición. No podemos pensar en su lugar en la historia de una manera diferente. Pero esto se debe a que nuestra mente es finita. No tenemos conciencia del pasado distante; y nada en absoluto acerca del futuro.

    Pero la mente de Dios no está sujeta a estas limitaciones.

  3. Mauricio Gavilanes dijo:

    TESIS 2

    EL CREDO DE LOS APÓSTOLES Y EL DE NICEA NO ENSEÑAN LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD

    Muchos “teólogos titulados” e historiadores enseñan la falsedad de que el famoso Concilio de Nicea, del año 325 D.C, fue un Concilio trinitario, y que el Credo resultante de ese Concilio, el Credo de Nicea, enseña la doctrina de la Trinidad. En este apartado veremos la falsedad de esa enseñanza.

    El Concilio de Nicea estableció la doctrina bíblica de la DIVINIDAD DEL MESÍAS, ¡pero no la doctrina falsa de la Trinidad!

    LAS TRES VERSIONES DEL CREDO

    El llamado «Credo» es la confesión de la fe Cristiana, de forma resumida, enseñada y predicada por los primeros cristianos. Ahora bien, antes de nada tenemos que saber que hay TRES VERSIONES DIFERENTES DEL CREDO:

    1- El Credo de los Apóstoles, llamado también el Símbolo de los Apóstoles, no porque lo escribieran directamente los 12 apóstoles, sino porque era la fe de los primeros cristianos enseñada por los apóstoles. Como veremos después, ¡este Credo no enseña por ninguna parte la doctrina de la Trinidad!, es decir, este Credo no dice por ninguna parte que Dios sea una misteriosa trinidad de personas divinas, ni que Dios sea «trino».

    2- El Credo Niceno-Constantinopolitano, redactado en el Concilio de Nicea, en el año 325, y ampliado después en el Concilio de Constantinopla, en el año 381. Este Credo tampoco enseña por ninguna parte la doctrina de la Trinidad, como veremos después.

    3- El Credo de Atanasio, atribuido también a Ambrosio de Milán y redactado poco después del año 500 D.C. Es en este Credo donde la iglesia Católica comenzó a enseñar de forma oficial y clara la doctrina falsa de la Trinidad, la cual fue impuesta en toda la Cristiandad por ciertos obispos trinitarios, y defendida por la fuerza por medio del poder civil de los emperadores romanos, es decir, ¡los cristianos que rechazaban ese Credo trinitario de Atanasio eran excomulgados de la Iglesia católica, y perseguidos por el poder civil!

    Como veremos seguidamente, en los dos primeros Credos NO SE ENSEÑA LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD, es decir, no se dice por ninguna parte que Dios sea una misteriosa trinidad de personas, sin embargo, ¡en el tercer Credo, el de Atanasio, sí que se enseña la doctrina de la trinidad!

    Por consiguiente, esto demuestra a todas luces que LOS APÓSTOLES Y LOS PRIMEROS CRISTIANOS DE LOS TRES PRIMEROS SIGLOS JAMÁS CREYERON NI ENSEÑARON LA DOCTRINA FALSA DE LA TRINIDAD, ellos creían en el Padre, en el Hijo y en el espíritu santo, ¡pero jamás enseñaron que los tres formaran un solo Dios!

    Vamos a analizar seguidamente estas tres interesantísimas versiones del Credo, para comprobar todo lo que he dicho:

    EL CREDO DE LOS APÓSTOLES

    Esta versión del Credo de los Apóstoles la he tomado de la siguiente dirección web: http://www.enjesus.com/credo.htm

    «Yo creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.

    Yo creo en JesuMesías, Hijo unigénito de Dios, Nuestro Señor, quien fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de María la Virgen, sufrió bajo Poncio Pilato, fue crucificado, murió y fue sepultado; descendió donde los muertos. Al tercer día resucitó; ascendió al cielo. Está sentado a la diestra del Padre, y regresará para juzgar a vivos y muertos.

    Yo creo en el Espíritu Santo, la santa iglesia universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo, y la vida eterna.

    AMEN.»

    Como podemos observar, en dicho Credo Apostólico NO se enseña por ninguna parte la doctrina de la Trinidad. En él no se dice por ninguna parte que Dios sea «trino», sin embargo, ¡esta era la fe de los apóstoles y de los primeros cristianos!

    En este hermoso y breve Credo Apostólico lo único que se dice es que los cristianos creemos en un Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, lo cual está en completa armonía con la enseñanza del Evangelio.

    El Credo Apostólico dice que creemos en JesuMesías, el Hijo unigénito de Dios, el cual es nuestro Señor, fue concebido del espíritu santo, nació de María virgen, sufrió bajo el gobierno de Poncio Pilato, fue crucificado, murió y fue sepultado, descendiendo así al lugar de los muertos, es decir, al Hades. ¡Todo esto está en completa armonía con el Evangelio!, ya que esto es lo que enseña el Nuevo Testamento de forma irrefutable.

    El Credo de los Apóstoles sigue diciendo que el Mesías resucitó al tercer día, y ascendió al cielo, lo cual también está en completa armonía con el Evangelio y el Nuevo Testamento.

    También dice ese Credo que el Mesías está ahora sentado a la diestra del Padre, y que regresará del cielo para juzgar a los vivos y a los muertos. Todo esto también está en completa armonía con el Evangelio y el Nuevo Testamento.

    Después dice el Credo de los Apóstoles que los cristianos creemos en el espíritu santo, en la santa Iglesia Universal o Católica (no confundir con la actual iglesia católica romana), en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección del cuerpo y en la vida eterna, ¡todo lo cual es enseñado claramente en el Nuevo Testamento! Por consiguiente, quien se considere cristiano, JAMÁS podrá decir que este Credo de los Apóstoles es un Credo apóstata o antibíblico, sino todo lo contrario, ¡es un Credo totalmente cierto y exacto!, basado firmemente en la predicación o Doctrina del Mesías y los 12 apóstoles, tal como está registrada en el Nuevo Testamento.

    Analicemos ahora el Credo Niceno-Constantinopolitano.

    EL CREDO NICENO -CONSTANTINOPOLITANO

    Esta versión del Credo Niceno-Constantinopolitano la he tomado de la siguiente web: http://anglican.tripod.com.mx/otros/credos.HTM#3

    «Creemos en un solo Dios Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra, de todo lo visible e invisible. Creemos en un solo Señor, JesuMesías, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo; por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la virgen, y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado. Resucitó al tercer día, según las Escrituras, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre.

    De nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.

    Creemos en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.

    Reconocemos un solo Bautismo para el perdón de los pecados.

    Esperamos la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.»

    Como podemos observar, en dicho Credo de Nicea-Constantinopla TAMPOCO SE ENSEÑA LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD, ya que no se dice por ninguna parte que Dios sea «trino», ni que el Padre, el Hijo y el espíritu santo sean un solo Dios, ¡lo que sí enseña ese Credo correctamente es la DIVINIDAD DEL MESÍAS!, la cual es enseñada también en el Nuevo Testamento (Jn.1:1. 18, Ro.9:5, Filp.2:6, Tito 2:13, Heb.1:8-9, 2P.1:1).

    En este hermoso Credo de Nicea simplemente se dice: «Creo en Dios Padre, todopoderoso, CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA…», dicho Credo dice bien claro que fue solo el Dios PADRE quien creó los cielos y la tierra, él es el Todopoderoso supremo, siendo el Mesías el segundo Dios, el Dios unigénito, por medio del cual el Padre creó todas las cosas. Por eso es que dicho Credo dice del Mesías lo siguiente: «DIOS DE DIOS, LUZ DE LUZ, DIOS VERDADERO DE DIOS VERDADERO», ¡dicho Credo de Nicea enseña lo mismo que yo enseño!, es decir, que hay DOS DIOSES VERDADEROS, el Padre y el Hijo!, pero siendo el Padre el Creador supremo y todopoderoso. Por lo tanto, en dicho Credo NO HAY NI RASTRO DEL FALSO DIOS TRINO, simplemente se mencionan a los dos dioses verdaderos, el Padre y el Hijo, y después al espíritu santo, al cual en ninguna parte de ese Credo se dice que sea la tercera persona de la «santísima» trinidad.

    Lo mismo que enseña el Credo de Nicea, respecto a Dios y al Mesías, ES LO QUE ENSEÑO EN ESTAS 21 TESIS DE LA VERDADERA DOCTRINA CRISTIANA.

    Este Credo de Nicea fue deformado y pervertido mucho tiempo después, pues le añadieron otras frases inventadas por los falsos teólogos trinitarios, y a ese Credo falsificado se le conoce como el «Credo de Atanasio», el cual sí que es un Credo trinitario, muy diferente al Credo de los Apóstoles y al Credo de Nicea.

    Los papistas trinitarios dicen que todos los obispos de Nicea eran trinitarios, pero eso es una estupidez mayúscula, y una falsedad. Ya he demostrado que el Credo de Nicea NO ES TRINITARIO, no aparece en dicho Credo la doctrina falsa de la trinidad por ninguna parte.

    :Esos obispos que aceptaron el Credo del Concilio de Nicea lo que aceptaron es la doctrina bíblica de LA DIVINIDAD DEL MESÍAS, ¡pero no la doctrina falsa de la trinidad!, es decir, lo que ellos aceptaron es que el Mesías jamás fue creado, sino que él es Dios verdadero procedente del Dios verdadero, tal como está plasmado en ese hermoso Credo Niceno.

    Que dentro de esos obispos de Nicea había algunos obispos y teólogos infestados de la herejía trinitaria, ¡por supuesto que los había!, pero la creencia falsa del dios trino NO QUEDÓ REFLEJADA EN EL CREDO NICENO, ¿por qué?, ¡por la sencilla razón de que la mayoría de los obispos de Nicea NO ERAN TRINITARIOS!, pues si todos ellos, o la mayoría, hubieran sido trinitarios, entonces el dogma falso trinitario aparecería bien clarito en el Credo Niceno.

    Lo que quedó reflejado en el Credo de Nicea -repito- fue la doctrina de la divinidad y eternidad del Verbo de Dios, que era lo que negaban los herejes liderados por Arrio, y por eso es que en el Credo Niceno no hay ni una sola palabra donde se diga que Dios es trino, o que el Padre, el Hijo y el espíritu santo sean un solo Dios. Solo un vulgar embustero e ignorante puede decir que el Concilio de Nicea era trinitario, o que el Credo de Nicea es un Credo trinitario.

    EL CREDO DE ATANASIO

    Esta versión del Credo de Atanasio la he tomado de esta web: http://anglican.tripod.com.mx/otros/credos.HTM#3

    He resaltado en negrita y en cursiva las frases más interesantes de este Credo, así como las frases donde se enseña la falsa doctrina de la Trinidad:

    «Todo el que quiera salvarse, debe ante todo mantener la Fe Católica. El que no guardare esa Fe íntegra y pura, sin duda perecerá eternamente. Y la Fe Católica es está: que adoramos un solo Dios en Trinidad, y Trinidad en Unidad, sin confundir las Personas, ni dividir la Sustancia; Porque es una la Persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo; Mas la Divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es toda una, igual la Gloria, coeterna la Majestad.

    Así como es el Padre, así el Hijo, así el Espíritu. Increado es el Padre, increado es el Hijo, increado el Espíritu Santo. Incomprensible es el Padre, incomprensible es el Hijo, incomprensible es el Espíritu Santo. Eterno es el Padre, eterno es el Hijo, eterno es el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno; Como también no son tres incomprensibles, ni tres increados, sino un solo increado y un solo incomprensible.

    Asimismo, omnipotente es el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente.

    Asimismo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios. Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios. Así también, Señor es el Padre, Señor el Hijo, Señor el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor; Porque así como la verdad cristiana nos obliga a reconocer que cada una de las Personas de por sí es Dios y Señor.

    Así la Religión Católica nos prohíbe decir que hay tres Dioses o tres Señores.

    El Padre por nadie es hecho, ni creado, ni engendrado. El Hijo es sólo del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. Hay, pues, un Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. Y en esta Trinidad nadie es primero ni postrero, nadie mayor ni menor; Sino que todas las tres Personas son coeternas juntamente y coiguales. De manera que en todo, como queda dicho, se ha de adorar la Unidad en Trinidad, y la Trinidad en Unidad.

    Por tanto, el que quiera salvarse debe pensar así de la Trinidad.

    Además, es necesario para la salvación eterna que también crea correctamente en la Encarnación de nuestro Señor JesuMesías.

    Porque la Fe verdadera, que creemos y confesamos, es que nuestro Señor JesuMesías, Hijo de Dios , es Dios y Hombre; Dios, de la Sustancia del Padre, engendrado antes de todos los siglos; y Hombre, de la Sustancia de su Madre, nacido en el mundo; Perfecto Dios y perfecto Hombre, subsistente de alma racional y de carne humana; igual al Padre, según su Divinidad; inferior al Padre, según su Humanidad. Quien, aunque sea Dios y Hombre, sin embargo, no es dos, sino un solo Mesías; Uno, no por conversión de la Divinidad en carne, sino por la asunción de la Humanidad en Dios; Uno totalmente, no por confusión de Sustancia, sino por unidad de Persona.

    Pues como el alma racional y la carne es un solo hombre, así Dios y Hombre es un solo Mesías; El que padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, resucitó al tercer día de entre los muertos.

    Subió a los cielos, está sentado a la diestra del Padre, Dios todopoderoso, de donde ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

    A cuya venida todos los hombres resucitarán con sus cuerpos y darán cuenta de sus propias obras. Y los que hubieren obrado bien irán a la vida eterna; y los que hubieren obrado mal, al fuego eterno.

    Esta es al Fe Católica, y quien no la crea fielmente no puede salvarse.»

    Como podemos observar, este Credo trinitario de Atanasio es RADICALMENTE DIFERENTE A LOS DOS ANTERIORES, pues le han añadido una serie de doctrinas completamente ajenas al Credo de los Apóstoles y al Credo Niceno.

    1- El autor o autores de este credo apóstata comienza diciendo la salvajada sectaria que para salvarse hay que creer en este Credo trinitario, lo cual es una estupidez y una aberración mayúscula, YA QUE EN LOS DOS CREDOS ANTERIORES NO SE ENSEÑA POR NINGUNA PARTE LA TRINIDAD, lo cual, si fuera cierta esa afirmación trinitaria, resulta que los apóstoles y millones de cristianos de los tres primeros siglos no podrían salvarse, YA QUE ELLOS NUNCA CREYERON NI ENSEÑARON LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD, como hemos visto en los dos primeros Credos que hemos estudiado.

    2- Ese Credo apóstata dice que Dios es una trinidad, lo cual es falso, ya que ni el Evangelio, ni el Nuevo Testamento enseñan esa estupidez de que Dios sea un misterioso ser «trino».

    3- Ese Credo apóstata enseña que el Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el espíritu santo es Dios, sin embargo, ¡no son tres dioses, sino un solo Dios! Esto es otra falsedad y una total estupidez, ya que tres personas divinas SOLO PUEDEN SER TRES DIOSES, ¡jamás un solo Dios! La enseñanza bíblica es que el Padre es una persona divina, él es el Dios supremo, siendo el Mesías el Dios unigénito (Jn.1:18), subordinado al Padre como su Dios (Ap.3:12), y el espíritu santo es el poder del Altísimo, y el espíritu de Dios y del Mesías (Ro.8:9). Por lo tanto, el Padre y el Hijo no son un solo Dios, sino DOS DIOSES que forman una unidad familiar o unidad de Dioses, pero siendo el Padre el Dios supremo.

    4- Este Credo del apóstata Atanasio dice que el Padre, el Hijo y el espíritu son tres personas coiguales, lo cual es falso, ya que el Hijo no es igual que el Padre, ya que el propio Mesías dijo que el Padre es SU DIOS (Ap.3:12), por lo tanto, si el Padre es el Dios del Mesías, entonces el Padre y el Mesías NO SON IGUALES NI EN PODER NI EN AUTORIDAD.

    5- Este Credo apóstata dice que es necesario, para la salvación eterna, creer en la doctrina de la Trinidad. Esta aberración y falsedad ya la he refutado en el punto 1. Si fuera necesario creer en esa doctrina apóstata de la trinidad para ser salvos, ¡entonces ni los apóstoles ni millones de cristianos de los tres primeros siglos serían salvos!, ya que ellos jamás creyeron en esa doctrina de la Trinidad.

    Como podemos observar, el Credo de Atanasio es simplemente una MEZCLA de doctrinas verdaderas, como la divinidad del Mesías, su muerte o resurrección, con doctrinas falsas, como es la doctrina de la Trinidad.

    No existe ni un solo pasaje en la Biblia donde se diga que Dios es trino, no hay ni un solo texto en el Antiguo y Nuevo Testamento donde se enseñe esa herejía de la Trinidad!.

    En la famosa Enciclopedia cibernética ENCARTA, leemos lo siguiente:

    “Santísima Trinidad, en la teología cristiana, doctrina que afirma la existencia de Dios como tres personas -Padre, Hijo y Espíritu Santo- unidas en una misma substancia o ser único. La doctrina no aparece con claridad en el Nuevo Testamento, donde la palabra Dios se refiere sin variación al Padre; aunque ya JesuMesías, el Hijo, es considerado en una relación única con el Padre”. Efectivamente, tal como dice bien Encarta, la doctrina de la Trinidad no aparece en el Nuevo Testamento, ¡ni mucho menos en el Antiguo!

    En el Nuevo Testamento cuando se habla de Dios casi siempre se refiere al Dios Padre, ¡nunca a una Trinidad!, y en algunos pocos pasajes del Nuevo Testamento también al Mesías se le llama Dios, pero lo que jamás dice el Nuevo Testamento es que Dios sea un misterioso ser trino.

    Veamos ahora unos pocos textos del Nuevo Testamento, que son de una importancia fundamental, y que pulverizan la falsa doctrina de la Trinidad:

    Resulta que en Juan 1:18 leemos que el Dios unigénito, el Mesías, vino para darnos a conocer al Dios Padre, EL TEXTO NO DICE POR NINGUNA PARTE QUE EL MESÍAS VINO PARA DARNOS A CONOCER A UN DIOS TRINO. El Mesías siempre enseñó que el Dios supremo es un PADRE celestial: «PADRE nuestro que estás en los cielos» (Mt.6:9), él jamás enseñó que Dios sea una misteriosa Trinidad. Por ejemplo, si Dios fuera trino, entonces el Mesías nos habría enseñado a orar de esta manera: “Dios trino que estás en los cielos”, o “Trinidad nuestra que estás en los cielos” Y respecto a los apóstoles, más de lo mismo, ellos jamás enseñaron que Dios fuera un misterioso ser trino, sino un PADRE celestial. Mire usted cual era la primera confesión de fe los verdaderos cristianos del primer siglo, escrito por el apóstol Pablo: «para nosotros, sin embargo, hay un Dios el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesús , el Mesías, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.» (1Co.8:6).

    Si las Sagradas Escrituras enseñaran esa patraña demencial del dios trino entonces el apóstol Pablo habría escrito lo siguiente: «Para nosotros, sin embargo, hay un Dios trino…», pero resulta que Pablo no dijo eso, lo que dijo bien clarito es que tenemos un Dios Padre, el origen de todas las cosas, y un Señor Jesús , el Mesías, por medio del cual el Padre creó todas las cosas (comparar con Heb.1:1-2), repito: no existe ni un solo texto en la Biblia donde se enseñe que Dios es trino, esa patraña antibíblica y anticristiana fue inventada por primera vez por el hereje montanista Tertuliano, alrededor del año 212, es decir, muchas décadas después de la muerte de los apóstoles, ya que fue Tertuliano el primero en utilizar la palabra “trinitas” (trinidad), para enseñar que el Padre, el Hijo y el espíritu santo son un solo Dios.

    1ª JUAN 5:7

    Es realmente patético intentar basar la doctrina del falso dios trino en 1Juan 5:7, pues ese pasaje se sabe perfectamente que es más falso que Judas. Ese pasaje apócrifo no forma parte de la Palabra de Dios, ya que el apóstol Juan no lo escribió, pues se trata de una burda falsificación trinitaria.

    Tres de las mejores traducciones biblicas que existen, como son la Cantera Iglesias, la Biblia de Jerusalén, o la Nacar Colunga, no incluyen ese pasaje. Pero los creadores de la versión Reina Valera introdujeron ese pasaje fraudulento, que no se encuentra en los textos griegos.

    La mayoría de los trinitarios citan siempre esas palabras para intentar demostrar que Dios es un misterioso ser trino, sin embargo, ¡esas palabras jamás las escribió el apóstol Juan!, sino que fueron añadidas varios siglos después. Leamos la siguiente información que ha tomado de Internet, y que demuestra la falsedad de 1ª Juan 5:7

    «… Este texto NO APARECE EN LOS ESCRITOS «ORIGINALES» DE LA BIBLIA. Nos referimos al manuscrito del Griego Antiguo Koiné. Dicho de otro modo: el apóstol Juan NUNCA escribió tal cosa. El texto no aparece en el manuscrito griego. Tampoco aparece en la versión siríaca conocida como la «reina de las traducciones». El texto tampoco aparece en el papiro elefantino ni en el manuscrito de Alejandría. ¡Sorpresa, sorpresa, han sido engañados por el Vaticano!. El texto solo aparece en una versión del latín de una época posterior. ¡El texto ni siquiera aparece en los primeros textos del latín! Si el texto hubiese formado parte de la «Biblia» hubiese aparecido lógicamente en los manuscritos de la versión siríaca, el manuscrito de Alejandría, el papiro elefantino, y sobre todo en el manuscrito del Griego Koiné. El texto NO APARECE en ninguno de estos manuscritos. El Vaticano ha navegado tan lejos que ha falsificado la «palabra de Dios» de forma maliciosa con toda la intención de reforzar la doctrina oriental de la Trinidad. ¿No se supone que estas personas sean honestos y sinceros? ¿Dónde está la honestidad y la sinceridad del Vaticano cuando intenta engañar a las masas añadiendo un texto que el apóstol NUNCA escribió?.» «Quienes usan ese versículo para respaldar la doctrina de la Trinidad ya sea que ignoran que ese versículo fue alterado, o están abiertamente tratando de engañar. Aunque este versículo se encuentra en las versiones Reina Valera, King James y New King James, hay una nota al margen en la versión New King James declarando: «Se omite el resto del v. 7 a través de en la tierra del v. 8, se encuentra un pasaje en griego de solo cuatro o cinco manuscritos muy tardíos». El Comentario Crítico y Experimental dice de esta sección que el versículo no se encontraba en la Vulgata Latina hasta el siglo ocho. El Comentario de Adam Clarke declara, «Por lo que este versículo no es genuino, no aparece en cada manuscrito de esta epístola escrito antes de la invención de la imprenta, a excepción del Codees Montiforti en el Colegio de la trinidad en Dublín, los otros que omiten este versículo son ciento doce. Este no se encuentra ni en sirio, ni árabe, ni etiope, ni copto sahidic, ni armenio, ni eslavo, etc., en una palabra, en todas las versiones antiguas, en la Vulgata y en los manuscritos más antiguos correctos no se encuentra. Tampoco en los padres griegos ni en la mayoría de los latinos. Los editores de El Comentario de Peake creen en sus creencias que las palabras no son parte del texto original.

    «La famosa interpolación de los ‘tres testigos’ ni se encuentra en la VRS, y correctamente….ella cita el testimonio celestial del Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo, pero nunca es usado en las antiguas controversias Trinitarias. Ningún manuscrito respetable Griego lo contiene. Apareciendo primero en un texto Latino en el cuarto siglo, entró en la Vulgata y finalmente el Nuevo Testamento de Erasmo» (P. 1038).

    Eruditos claramente reconocen que 1Juan 5:7 no es parte del texto del Nuevo Testamento. Aun es incluido por algunos fundamentalistas como prueba Bíblica para soportar la doctrina de la Trinidad. Hasta la mayoría de las más recientes traducciones de Nuevo Testamento no contienen estas palabras. Está muy claro, que estas palabras no son parte del canon inspirado, sino que fueron añadidas por una «mano reciente.» Los dos versículos en 1 Juan deben de decir: «Porque tres son los que dan testimonio, el Espíritu, y el agua y la sangre: y estos tres están de acuerdo en uno.»

    En definitiva, en la Biblia no hay ni un solo pasaje donde se diga que Dios es trino, esta doctrina es una vulgar doctrina de demonios, totalmente anticristiana, ya que va en contra de la propia enseñanza o doctrina del Mesías y de sus apóstoles, por lo tanto, quienes la enseñan NO SON CRISTIANOS.

    ESTUDIO DE ALGUNOS TEXTOS QUE DESTROZAN EL TRINITARISMO

    Cuando el Nuevo Testamento menciona que Dios es uno, JAMÁS se está refiriendo a un falso dios trino, sino SOLAMENTE AL DIOS PADRE. Voy a demostrarlo en los siguientes pasajes:

    Romanos 3:29-30.

    «¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles. Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión.»

    Tal vez algún trinitario engañado (y engañador) se atreva a decir que el anterior pasaje se está refiriendo a un dios trino, sin embargo, eso es falso, porque el apóstol Pablo en ese pasaje se está refiriendo solamente al Dios Padre, como podemos leer por el contexto: «siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en el Mesías Jesús , a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús .» (Ro.3:24-26). Como podemos ver, todo el pasaje está haciendo una clara diferencia entre Dios, y el Mesías Jesús . Fue el Dios PADRE quien puso al Mesías Jesús como propiciación por medio de la fe en su sangre, y es este Dios Padre el Dios ÚNICO, es decir, no hay otro Dios como él, es el Dios supremo, el Todopoderoso máximo. Por lo tanto, cuando los cristianos biblicos decimos que Dios es uno, SIEMPRE nos referimos solamente al Dios Padre. La doctrina de que Dios es trino es sencillamente una doctrina falsa, una vulgar patraña de demonios, totalmente opuesta a la verdadera doctrina cristiana expuesta en el Nuevo Testamento.

    Gálatas 3:20.

    «Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.»

    Este pasaje de Pablo enseña lo mismo que el anterior. Dios es uno, pero este Dios único no es un falso dios trino, sino solamente el Dios Padre, como podemos leer por el contexto: «Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con el Mesías, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.» (Gal.3:17-18). Como podemos ver, Pablo hizo una clara diferencia entre Dios (el Padre), y el Mesías Jesús . Por lo tanto, cuando él dijo que Dios es uno, de ninguna manera se estaba refiriendo a un falso dios trino, sino solamente al PADRE.

    Efesios 4:5.

    «un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

    Este pasaje de Pablo es de una sencillez y claridad meridiana. En él leemos que los cristianos tenemos un Señor, una fe, un bautismo, UN DIOS Y PADRE. En este pasaje se hace una clara diferencia entre el Señor (el Mesías), y el Dios Padre, el cual es uno, es decir, es único, no hay otro Dios como él. Por lo tanto, decir que Dios es trino es de personas anticristianas, que rechazan totalmente la verdadera doctrina del Mesías y de sus apóstoles expuesta en el Nuevo Testamento.

    1Corintios 8:4.

    «Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.» En este pasaje Pablo dijo que hay un Dios, ¿pero es este Dios único un dios trino?, ¡de ninguna manera!, sigamos leyendo dos versículos más adelante: «para nosotros, sin embargo, hay un Dios el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesús , el Mesías, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.» (1Co.8:6). Este pasaje de Pablo es de una claridad e importancia crucial, y destroza la doctrina diabólica del trinitarismo, o falso dios trino. En primer lugar, si Pablo hubiera sido un trinitario, como los papistas o los mal llamados «evangélicos», entonces Pablo habría dicho lo siguiente: «Para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios trino, que es Padre, Hijo y espíritu santo», ¿dijo eso Pablo?, ¡No!, lo que Pablo dijo es que hay un Dios (v.4), y este Dios único no es un falso dios trino, sino que es solamente el PADRE (v.6), él es el origen de todas las cosas, y Jesús es el Mesías, es el Señor, por medio del cual el Padre creó todas las cosas.

    1Timoteo 2:5.

    «Porque hay un Dios, y un mediador entre Dios y los hombres, Jesús , el Mesías, hombre».

    En este pasaje el apóstol Pablo también hizo una clara direfencia entre Dios, y Jesús , el Mesías.

    Pablo no dijo por ninguna parte que Dios sea trino, lo que él dijo es que hay un Dios, y un mediador entre Dios y los hombre, el Mesías Jesús , hombre, y ese Dios único ya hemos visto en este estudio que es solamente el Dios Padre. Ahora bien, si Pablo hubiera sido un hereje trinitario, como los papistas católicos o los mal llamados «evangélicos», entonces Pablo habría escrito ese pasaje de la siguiente manera: «Porque hay un Dios trino, y un nediador entre el Dios trino y los hombres, Jesús , el Mesías, hombre». Pero como Pablo jamás escribió semejante estupidez anticristiana, entonces queda demostrado sin ningún género de dudas que ni el Mesías, ni sus apóstoles, ni el resto de primeros cristianos de los tres primeros siglos fueron jamás trinitarios, sino que eran HENOTEISTAS, es decir, creían en la existencia de un Dios supremo y Todopoderoso, el Padre, pero reconociendo la existencia de otros muchos dioses y señores en el cielo y en la tierra, subordinados al Dios Padre (1Co.8:5). Esta verdadera doctrina cristiana es la que un servidor cree y enseña por medio de Internet.

    ¿Seguirá usted creyendo en ese falso dios trino?, después de leer usted este sencillo estudio bíblico. ¿seguirá usted siendo miembro de alguna de esas iglesias o sectas falsas trinitarias que predican a ese falso dios trino. Recuerde usted lo que dice el primer Mandamiento del Señor: «No tendrás dioses ajenos delante de mi» (Éxodo 20:3), y el dios trino enseñado por el papismo y por las otras iglesias y sectas falsas trinitarias es un dios ajeno, falso.

    ¿ES NECESARIO CREER EN LA TRINIDAD PARA SER SALVOS?

    En ese Credo de Atanasio, redactado por los «teólogos» de la gran ramera (la iglesia católica romana) alrededor del año 500 D.C. se enseña bien clarito que se perderá eternamente todo aquél que rechace el dogma de la trinidad, vamos, que quien no adore a ese «Dios trino» no podrá salvarse, sino que se condenará al fuego eterno.

    En este sencillo y breve estudio bíblico vamos a comprobar como esa afirmación de la gran ramera y de sus hijas rameras no es más que una de las mayores MENTIRAS anticristianas que se han inventado a lo largo de los siglos. Vamos a comprobar con las propias palabras del Mesías y de sus apóstoles como esos falsos «teólogos» de la gran ramera han extraviado a millones de personas durante siglos. Pero hay más, en este estudio bíblico vamos a ver como la salvación o condenación de ninguna manera depende de creer si Dios es o no es trino, sino de creer en Jesús como EL HIJO DE DIOS Y EL MESÍAS. Vamos a analizar brevemente unos cuantos pasajes del Nuevo Testamento, para que usted, estimado lector, conozca toda la verdad.

    En primera lugar, usted no va a encontrar ni un solo pasaje en la Biblia donde se hace un tipo de afirmación tan blasfema y mentirosa como se hace en ese «Credo de Atanasio», es decir, usted no va a encontrar una sola palabra en la Biblia donde se diga que para ser salvos y tener la vida eterna tengamos que creer en el trinidad. Veamos lo que dijo el propio Mesías: «De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna» (Jn.5:24). En esta palabras Mesías NO dijo que quien crea en un dios trino tiene vida eterna, sino el que OYE SU PALABRA Y CREE AL QUE LE ENVIÓ. Dicho en otras palabras, la vida eterna consiste en conocer al Dios Padre, y a su Hijo Jesús , el Mesías (Jn.17:3). Si fuera necesario creer en ese falsos dios trino para ser salvos, entonces Mesías habría dicho lo siguiente: «El que oye mi palabra, y cree que Dios es trino, tiene vida eterna» , o habría dicho lo siguiente: «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, como único Dios trino». Por consiguiente, para ser salvos de ninguna manera hay que creer que Dios sea trino, sino CREER EN EL DIOS SUPREMO, EL PADRE, Y EN SU ENVIADO: EL HIJO, y aquellos que enseñan que uno no es cristiano por rechazar la doctrina de la trinidad, está mintiendo descaradamente, y enseñando una doctrina de demonios contraria a lo que enseñó Mesías y sus apóstoles.

    Veamos ahora lo que enseñaron los apóstoles Pedro, Felipe y Pablo.

    El apóstol Pedro tampoco enseñó jamás que para ser salvos tengamos que creer en la doctrina de la trinidad. Lo que él enseñó es lo siguiente: «Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesús , el Mesías, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch.2:37-38). El apóstol Pedro, el día de Pentecostés, les predicó el Evangelio a los judíos y prosélitos reunidos en Jerusalén, entonces 3.000 de ellos creyeron el Evangelio, y le preguntaron a Pedro qué tenían que hacer para ser salvos. ¿Cual fue la respuesta de Pedro?, Pedro no les soltó ningún discurso trinitario, diciendo: «Creed que Dios es trino, y seréis salvos», ¡jamás!, lo que Pedro les dijo es que se arrepintieran, se bautizaran en el nombre de Jesús , el Mesías, para el perdón de los pecados, y entonces recibirían el don del espíritu santo. En el resto de discursos del apóstol Pedro, que se encuentran en el libro de los Hechos, tampoco se encuentra ni una sola palabra donde se diga que para ser salvos tengamos que creer en la doctrina de la trinidad.

    El apóstol Felipe predicó en Evangelio a un etíope eunuco, funcionario de la reina Candace, de Etiopia (Hch.8:26-36). Obviamente Felipe le dijo al Eunuco que, después de creer en el Evangelio, es necesario bautizarse, para el perdón de los pecados. Entonces el etíope deseó recibir el bautismo en agua, y le preguntó a Felipe lo siguiente: «¿qué impide que yo sea bautizado?», y ahora veamos la respuesta de Felipe: «Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesús , el Mesías, es el Hijo de Dios.» (Hch.2:37). Entonces pararon el carro, los dos descendieron al agua, y Felipe bautizó al eunuco (v.38). Observemos que Felipe no le preguntó al etíope: «Si crees que Dios es trino, te puedes bautizar», y observemos que el etíope no dijo: «Creo en el misterio de la santísima trinidad», sino que dijo: «CREO QUE JESÚS , EL MESÍAS, ES EL HIJO DE DIOS» Por lo tanto, ¡los apóstoles jamás predicaron la doctrina falsa de la trinidad, ni esa doctrina era parte del Evangelio predicado por ellos. El único requisito para ser bautizado en agua, y por inmersión (tal como enseña el Evangelio) es CREER EN EL EVANGELIO, ES DECIR, CREER QUE JESÚS ES EL MESÍAS (el Mesías) Y EL HIJO DE DIOS. Sin embargo, los falsos teólogos de la gran ramera y sus hijas han engañado al mundo con un falso evangelio, diciendo la gran mentira diabólica de que para ser salvos tenemos que creer en el «misterio de la santísima trinidad», y quien no crea en ese misterio, se condenará.

    ¿Y qué enseñó el más importante apóstol del Mesías, el apóstol Pablo?. pues él enseñó exactamente lo mismo que enseñaron Mesías y el resto de los apóstoles. Veamos unos cuantos pasajes del apóstol Pablo: «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación» (Ro.10:9-11).

    «Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef.2:8-9).

    Podría citar muchos más pasajes de Pablo, pero esos dos son suficientes. Como podemos ver, en esos pasajes Pablo JAMÁS enseñó que para ser salvos tengamos que hacernos trinitarios, lo que él dijo bien claro que es para ser salvos tenemos que CONFESAR CON NUESTRA BOCA QUE JESÚS ES EL SEÑOR, Y QUE DIOS LE LEVANTO DE LOS MUERTOS, ¡la salvación no es por creer en un falso dios trino!, sino por creer en el Dios supremo, Padre, y en el Hijo, el Señor, y entonces Dios nos salva por su GRACIA, por medio de la fe, no por nuestras obras.

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  4. Mauricio Gavilanes dijo:

    El punto de vista de los TJ esta en estas paginas web. Para mi es el mas acercado a la verdad, ¡sino el propio!
    Tambien les he adjuntado una pagina web para que se informen de las diferentes concepciones o interpretaciones teologicas que existen acerca del Espiritu Santo y porque los TJ le escriben con minusculas en su traduccion blblica y no con mayusculas como en la mayoria de versiones.Tambien les pego la pag web donde consta escrito cual es el verdadero nombre de Dios

    http://www.watchtower.org/s/20090201/article_01.htm
    http://www.watchtower.org/s/20050422/article_01.htm
    http://www.watchtower.org/s/20090701a/article_01.htm
    http://es.wikipedia.org/wiki/Esp%C3%ADritu_Santo
    http://es.wikipedia.org/wiki/Yahveh
    http://www.watchtower.org/s/jt/index.htm

    Espero tengan la descencia y dignidad teologica de no borrrar estos comentarios
    Bendiciones a todos

  5. Mauricio Gavilanes dijo:

    Hola con todos

    ¡Si! La traduccion el Nuevo Mundo de las Santas Escrituras es una biblia muy confiable

    Bendiciones a todos

    • chucho dijo:

      EN REALIDAD LA TNM NO ES CONFIABLE, DEFINITIVAMENTE JAMAS CONCORDARAN SUS ENSEÑANSAS CON SU CREDO, POR SIMPLE HECHOS QUE MANIFIETAN EN SUS PUBLICACIONES, ADEMAS QUE LA TNM ESTA MALVERSADA, Y LLENA DE ERRORES Y FALSIFICACIONES DE MUCHOS TEXTOS. BENDICIONES

  6. timoteo dijo:

    Gracias por el estudio. sólo una puntualización. es vocabulario no bocabulario. está dos veces mal escrito